Crushes eternos: ¿por qué idealizamos más de lo que amamos?. La fantasía romántica perfecta que nunca fue: cómo nuestra mente puede aferrarse a lo imaginado más que a lo real
¿Alguna vez te obsesionaste con alguien que apenas conocías? ¿Un ex que no superás, un vínculo que nunca empezó, o alguien que parece “perfecto” solo en tu cabeza? No estás solo: idealizar es más común de lo que pensamos, y puede convertirse en una trampa emocional. En esta nota exploramos por qué nos cuesta soltar ciertos "crushes eternos", cómo funciona la mente en estos casos y qué dice la psicología sobre amar una ilusión más que una persona.
También te puede interesar: Huerta Coworking: el lugar donde trabajar también es un acto ecológico
¿Qué es idealizar a alguien?

Los “crushes eternos” suelen alimentarse de esta idealización: un amor platónico, un ex que recordamos mejor de lo que fue, alguien que nunca nos correspondió… pero en nuestra mente, la historia continúa.
🧠 ¿Por qué lo hacemos?
Idealizar tiene una función psíquica: nos protege del vacío, la soledad o la incertidumbre. Nos mantiene “enamorados” sin tener que enfrentarnos al riesgo real del amor.
Las razones más comunes:
- Miedo a la intimidad real
- Baja autoestima
- Fantasía como escape emocional
- Heridas de apego no resueltas
❤️ Amor real vs. amor idealizado
Amar implica aceptar lo imperfecto, convivir con lo humano. Idealizar, en cambio, pone al otro en un pedestal. Cuando idealizamos:
- No vemos defectos
- Ignoramos señales de alerta
- Nos frustramos si no cumplen nuestras expectativas
- Seguimos enganchados sin razones concretas
🌱 ¿Cómo salir de la trampa del crush eterno?
- Volvé al presente: ¿esa persona realmente está en tu vida?
- Separá hechos de fantasías: ¿qué sabés con certeza? ¿qué imaginás?
- Hacete preguntas clave: ¿te ama esa persona? ¿es recíproco?
- Buscá vínculos reales: con límites, con desafíos, con humanidad
🧘 Frase para cerrar:
"El amor no es idealizar, es ver al otro con ojos abiertos y elegir quedarse." – Anónimo