¿No te ha pasado, acaso, alguna vez de sentirte muy incómodo/a en un lugar o situación y querer simplemente irte o no entender qué te había llevado ahí? ¿O quizás haber estado pensando y pensando una decisión y que algo dentro tuyo te dijera que no era la correcta?

No siempre es fácil saber qué sentimos; menos aún, intentar expresarlo con palabras. Las emociones son complejas y, a menudo, las palabras pueden no ajustarse a ellas.

Por definición, lo que se siente, se siente. Aunque esto parezca una redundancia quiere decir que hay otro lenguaje unido al de las emociones que es el del cuerpo, eso que no podemos explicar, pero que nos hace sudar, hacer latir el corazón, cerrar el estómago, o angustiarnos, entre muchas otras cosas.

Eso que sentimos es lo más verdadero, lo más genuino. No está atravesado por el pensamiento y, por lo tanto, tampoco por la conciencia que viene, luego, a decirnos si es o no correcto, si corresponde o no.

Por eso, por más trillado que te parezca, si no sabes adónde ir o qué hacer lo mejor que puedes hacer es escuchar a tu corazón.

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Escuchar a tu corazón quiere decir tomar registro de aquello que el cuerpo te está diciendo a través de sus señales.

En esta nota, te daremos algunas claves para saber si tu "GPS" emocional, tu brújula interna, está o no alineada con eso que sientes en tu corazón.

Si estás dudando de ir a algún lugar, verte con una persona, o tomar una decisión, pregúntate o registra:

  • Si sientes incomodidad en tu cuerpo, molestia, irritabilidad, rechazo; no lo hagas.
  • Si algo en tu intuición te dice que no es el momento, hazle caso.
  • Si, por el contrario, tu primera reacción es decir que sí, hazlo. Aunque luego te equivoques, no importa. Siempre será para tu aprendizaje, pero estarás actuando con sinceridad hacia ti.
  • Si sientes angustia, náuseas, deseos de "explotar" pero lo contienes, dilo.

Puede que estas cosas a ti te parezcan "obvias", pero muchas personas le huyen a tomar registro de sus propios sentimientos y emociones; y éstas, ¡no desaparecen! En algún momento afloran en forma de un grito, un llanto, o un síntoma, como el dolor físico, por ejemplo.

No tenemos que entender las emociones siempre como sinónimo de una irracionalidad negativa; ellas funcionan como nuestro gps o radar emocional que saben lo que queremos o lo que no, mucho antes incluso que nuestro pensamiento lógico que evalúa otras cuestiones.

Hazle caso a tu intuición, a esa "voz" interna que no te castiga sino que te dice hacia dónde va tu corazón.