Aunque hayamos tenido a la “mejor mamá del mundo”, todos pasamos por algún momento en nuestra vida en que le libramos una guerra. Por sobreprotectoras, por temerosas, por exigentes, por indiferentes, por excesivamente cariñosas o por entrometidas. Y en ese momento, que por lo general fue la adolescencia, simplemente queríamos tomar las maletas e irnos de casa.

Pero con el tiempo, esas peleas que nos parecían el fin del mundo, se volvieron hasta anecdóticas. Porque a medida que crecemos entendemos que no es fácil ser madre, y más aún, si estamos hoy en ese rol.

[También te puede interesar:¿Cuál crees que es la madre del niño? Elige una y descubre la forma en que te relacionas]

Esas cosas importantes que nos decía y odiábamos, hoy nos las decimos a nosotros mismos o a nuestros hijos, o sea que no eran tan descabelladas como nos parecían.

[También te puede interesar:Un niño le dedica una conmovedora serenata en lenguaje de signos a su madre sorda]

¿Cuáles son?

Llévate un abrigo

Cuántos recordamos alguna frase como ésta que nuestra mamá nos dijo alguna vez antes de salir. “Uy, qué molesta”, pensamos. Pero hoy no olvidamos llevar un suéter por si refresca. No es una tontería enfermar.

¿Llevas todo?

Quién no odió alguna vez escuchar reiteradamente esta pregunta, pero sin embargo hoy nos la hacemos internamente cada vez que salimos de viaje, o incluso a la mañana cuando vamos a trabajar.

No me gusta ese chico/a para vos

Las madres a veces pueden ser muy entrometidas, incluso al punto de decirnos qué vínculo es o no bueno para nosotros. Claro que esto no está bien en ninguna relación, pero ahora de adultos podemos reconocerle que más de una vez tuvo razón.

Come toda la comida

De chicos odiamos alguna vez una frase como ésta, pero, ¡cuánta verdad! Es importante poder tener una alimentación variada y equilibrada, y muchas cosas que hoy nos cuestan incorporar como hábitos serían más fáciles de haberlas hecho de pequeños.

Cuando seas grande te quiero ver

¡Cómo odiamos esta frase! Pero es cierta. Ser adulto no es nada fácil, y ser responsable por la vida de otro, menos que menos.

Por eso, si aún tienes a tu mamá contigo, no dejes de verla y darle un abrazo. Sin dudas se equivocó en algunas cosas, ¿pero acaso tú no?