Quizás sean sus tintes de realismo, o tal vez su mensaje esperanzador y de auto-superación lo que nos atrapó casi de inmediato de la serie que se ha mantenido en el top 10 de Netflix por varios dias: Maid.

En diez episodios, podemos ver el empinado camino de Alex, una madre soltera que debe limpiar casas mientras huye de un pasado turbulento para poder salir de la indigencia y darle a su hija Maddy una mejor calidad de vida.

Sin embargo, la historia de Alex, no solo transcurre tras las pantallas del gigante del streaming, en la vida real Alex es Stephanie Land de 43 años y es la persona cuya historia inspiró la serie.

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Su historia logró llegar a las pantallas de Netflix y a posicionarse en su top 10 de series mas vistas gracias a su capacidad de tocar los corazones de cada uno de sus espectadores, contando una historia que representa la realidad de muchas personas, sin embargo este fenómeno no es inédito de Netflix, Stephanie volcó sus experiencias en papel y en un blog personal. Maid: Hard Work, Low Pay and a Mother's Will, libro que publicó en el 2019 fue un éxito total, al igual que sus escritos personales en varios sitios online.

Un Comienzo lejos de casa

Stephanie se crió entre Washington y Anchorage, Alaska, provenía de una casa de clase media donde mantenía una relación poco agradable con su padre. Tras un accidente de auto a los 16 años sufrió un trastorno de estrés postraumatico que marcaría su vida para siempre.

Tras una breve e intensa relación con un hombre que posteriormente la dejaría sola tuvo a su primera hija, aquella que acompaña al personaje de Alex quien la interpreta en la serie. El destino y la necesidad de huir en búsqueda de una vida mejor, la alejaría de su ciudad natal y la llevaría a limpiar casas como medio de subsistencia para ella y su bebé.

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Empleada doméstica

La crisis económica que atravesó los Estados Unidos durante el 2008 complicó aun mas su viaje, lo que la llevo a trabajar por varios años como empleada doméstica para salir de su terrible situación económica.

Cobraba nueve dólares la hora (el salario mas bajo que podía recibir por ese trabajo en su momento) y no contaba con ningún tipo de beneficio o proteccion laboral, incluyendo vacaciones o emergencias personales.

Sin embargo, la travesía no termina allí, durante el tiempo que limpió casas se las tuvo que arreglar viviendo en albergues de mujeres de bajos recursos, además tuvo que recurrir a varios programas de asistencia social para poder cubrir todas sus necesidades y gastos.

Cada casa que limpiaba era distinta, en ellas vivió y vio de todo, en un escrito que Stephanie hizo para Vox, comento que, entre sus peculiaridades estaba que le ponía nombres a los hogares en los que trabajaba

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De manera hilarante y un poco nostálgica, Stephanie recuerda la "Casa triste" a la cual realmente no fue mucho ya que el propietario pasaba demasiado tiempo en el hospital, por lo que la casa se mantenía totalmente limpia, a excepción del polvo que se depositaba sobre las mesadas de la cocina y la mesa del comedor. La esposa del propietario había fallecido hace algunos años, y la casa triste se mantenía tal como ella la había dejado incluyendo una lista de pendientes pegadas al tablero de corcho junto a la cocina.

Siendo totalmente honesta Stephanie relata que no se involucró demasiado con sus clientes y que en general su trabajo resultaba ser bastante solitario, sin embargo admite lo mucho que aprendió de ellos, y lo agradecida que se llegó a sentir, como la ocasión en que su bono navideño fue de 100 dólares, el más alto que había visto alguna vez.

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¡Por fin escritora!

Luego de seis años de trabajo como empleada domestica, finalmente pudo usar prestamos estudiantiles y becas para poder mudarse y recibirse como licenciada en inglés y escritura creativa en la Universidad de Montana.

Durante su periodo estudiantil, publicó sus primeros textos a modo de blogs y publicaciones locales. Pasado el tiempo y ya graduada de la Universidad de Montana se independizó de los cupones y las ayudas económicas, dado que por fin comenzó a trabajar como escritora independiente y se convirtió en colaboradora de redacción del Center for Community Change.

Al referirse a su libro, ese que hoy esta en la lista de las series mas vistas de Netflix, Stephanie sostiene que su obra representa un fuerte nexo con su hija, un medio donde inmortalizó los momentos en los que se llegó a sentir mas conectada a su hija aun en circunstancias tan difíciles.

"Todo lo que nos rodeaba era caótico y ocupado. Quería grabar esos momentos con ella porque eran hermosos y estaban en mi mente y porque sabia que se perderían en el ajetreo de nuestras vidas. Y eso resulto ser cierto", comentó en una nota.

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Finalmente luego de otra beca de escritura con el Centro para el Cambio Comunitario logró asentar su nueva profesión. Actualmente está casada con Tim Faust y su familia creció considerablemente, incluye cuatro hijos y dos perros.

Tras un largo camino Stephanie Land relata lo arduo y dificil que fue su camino hasta poder estar cómodamente con su familia, y aunque se siente plena y agradecida, el miedo a la pobreza sigue estando.

“Todavía lucho con el trastorno de estrés postraumático. No creo que exista una verdadera cura para el trastorno de estrés postraumático. He tenido trastorno de estrés postraumático desde que tuve un accidente automovilístico cuando tenía 16 años. Muchas cosas por las que pasé durante ese tiempo lo perpetuaron y lo dejaron sin tratar”, comentó.

Por suerte, conforme su vida ha avanzado y se ha asentado en una dirección estable y prospera fruto de su esfuerzo, sus ataques han disminuido considerablemente. Stephanie Land reflexiona acerca del modo en que debería ayudar el gobierno estadounidense a terminar la pobreza y comenta:

“La única forma de ayudar a una población enorme es hacer que el cuidado infantil sea más asequible, pagar a los trabajadores un salario mínimo más alto y crear un entorno semi-asequible para las personas”.

Una historia inspiradora, que nos lleva a considerar el valor del esfuerzo, la constancia y el trabajo duro.

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Fuente:

CLARIN