Ubicadas en la provincia china de Zhejiang, las cuevas de Longyou son uno de los misterios que desvelan a los arqueólogos. Este yacimiento artificial de más 30.000 metros cuadrados fue descubierto gracias a la curiosidad de los habitantes de la zona.

Para conocer la historia del descubrimiento de las cuevas de Longyou debemos remontarnos a 1992. Wu Anai, un poblador de la aldea Shiyan Beicun decidió reunir dinero junto con otros vecinos para descubrir cuán profundo era el estanque donde solían bañarse o ir a pescar.

Con la ayuda de una poderosa bomba extractora, los vecinos trabajaron durante días en ese espejo de agua. Así, luego de tres semanas de drenaje, se descubrió que lo que llamaban estanque en realidad se trataba de una cueva.

Conocidas también como las cámaras de piedra de Xiaonanhai, los investigadores han concluido que, lejos de ser un yacimiento de origen natural, se trata de una obra artificial. Pero no faltaron quienes se alejaron de la versión oficial y las vincularon a civilizaciones extraterrestres.

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El área total mide 30.000 metros cuadrados, con una altura máxima de 30 metros. Para realizar todo el complejo hubiese sido necesario extraer casi 1.000.000 de metros cúbicos de roca.

Más allá de cualquier cálculo científico basado en el tamaño de las cuevas de Longyou, no existen precisiones sobre el tiempo ni la mano de obra empleados en la construcción: se calcula que habrían sido construidas alrededor de 2000 años atrás.

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Jia Gang, profesor de la Universidad de Tongji especializado en ingeniería civil, se mostró desconcertado cuando conoció las cuevas. El experto sumó otro interrogante al dilema y planteó la necesidad de un elemento indispensable para la construcción del complejo subterráneo:

“Debería haber lámparas, porque la boca de la cueva es muy pequeña y la luz del sol solo puede ingresar en la cueva en un cierto ángulo, durante un cierto período de tiempo. A medida que uno avanza en la cueva, la luz se vuelve más tenue. En el fondo de la cueva, a una docena de metros de la boca, apenas se podía ver”, estimó.

En 2017, un experto multidisciplinario del Instituto de Arqueología de la Academia China de Ciencias Sociales sostuvo que toda la construcción debió haber estado planificada.

El experto, Yang Hongxun, dijo “en el fondo de cada cueva, los constructores no podrían ver lo que estaban haciendo los demás en la siguiente gruta. Pero el interior de cada cueva tenía que ser paralelo al de la otra, de lo contrario, la pared quedaría perforada. Por tanto, el aparato de medición debía ser muy avanzado. De antemano, debe haber habido algún diseño sobre los tamaños, ubicaciones y distancias entre las cuevas”.

La poca concurrencia a las cuevas de Longyou ha sido aún diezmada por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, quien lo desee puede visitar por menos de 10 dólares esta magnífica y misteriosa obra arquitectónica bajo tierra.

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Fuente: lanacion.com.ar