A veces la vida laboral nos recuerda a la escuela. El trabajo pasa a segundo plano, pero los chismes, los círculos sociales y el contacto con los compañeros se convierten en una parte esencial de la experiencia laboral. En realidad, los adultos no tienen todo resuelto como creemos cuando somos niños. Solo lo ocultan mejor, y no existe mejor lugar para notarlo que en una oficina.

La persona tímida, la que siempre llega tarde, la que siempre tiene algo que decir y claro, la que esconde su toxicidad detrás de una falsa productividad. Esta última es un grave problema para la empresa, pero más para ti. Como empleado, te enseñan que la gente que es así es un sinónimo de éxito. Son esos que se matan trabajando y hacen las cosas sin importar a cuántas personas dejen atrás para completar sus objetivos. Pero ¿qué es lo que traen consigo?

Es contagioso

Es perfecto que una persona llegue con motivación y energía, pues contagia a los demás y puede elevar la productividad de la oficina entera. Sin embargo, cuando sus métodos para hacerlo son tóxicos (pasa por encima de la gente, grita o se roba el trabajo de otros), también obliga a sus compañeros a actuar con esa actitud.

Perpetúa una cultura tóxica

Convivir con una persona tóxica que además es elogiada por sus métodos agresivos, sólo puede dañarte a largo plazo, pues te obliga a replicar cosas que no están bien en una oficina, como llegar antes a trabajar o irte aún después de que termina tu horario. La idea del “empleado modelo” se transforma y no basta con hacer tu trabajo. Debes amar hacerlo y demostrarlo, algo que poco a poco te desprende de tu verdadera personalidad.

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Pueden hacerte renunciar

Tal vez tu trabajo no sea el ideal, pero no te molesta mientras creces profesionalmente. Pero cuando una persona tóxica llega a tu oficina, es muy probable que consideres salir de ahí cuanto antes. Esas personas realmente cambian tu forma de ver la realidad, pues mientras antes pasabas 8 horas en un lugar agradable, ahora una tercera parte de tu día (usualmente más) se convierte en un martirio por tener que soportar el ambiente tóxico que se crea en tu oficina.

Una persona tóxica le cuesta miles de dólares a las empresas, pero a ti te puede causar inseguridad, estrés, falta de motivación y más. Tal vez no tengas el poder para cambiar a esa persona, pero puedes acercarte y dialogar de la mejor manera para mejorar el ambiente en tu lugar de trabajo. También existe la posibilidad de hablar con alguien que pueda tomar cartas en el asunto, pues aunque a primera vista parecen empleados modelo, poco a poco se descubre que ese comportamiento sólo puede traer malas experiencias.

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TLNT