Laponia es sin duda una tierra mágica y llena de contrastes. Las 24 horas continuadas de sol o “white nights” en verano se contraponen con la eterna oscuridad o “kaamos” que reina en invierno, la cual solo se tiñe de colores imposibles gracias al milagro de las “northern lights”. En el transcurso de una estación a otra, podremos disfrutar de la gama de tonos cobrizos de la “ruska” u otoño.

La práctica de deportes extremos sobre mantos de nieve, la contemplación de las prodigiosas y místicas auroras boreales o la sensación de subir a bordo de un rompehielos son solo algunas de las vivencias que este remoto paraíso blanco nos brinda. Un abanico de opciones se abre ante nuestros ojos para regresar a casa con inolvidables recuerdos impresos en nuestra memoria.

Entre todas las posibilidades para cubrir nuestra agenda, quizás la que más ilusión nos despierta y acerca a la infancia es la visita a Rovaniemi, considerada la capital mundial de la navidad. En esta ciudad reconstruida en forma de reno tras los destrozos de la Segunda Guerra Mundial por el famoso arquitecto Alvar Aalto, podremos conocer en persona al mismísimo Papá Noel (Joulupukki en finés), su mujer Mamá Noel y ver a los elfos trabajando y preparando galletas (tahtitorttu) en su oficina de correos situada en la línea imaginaria del Círculo Polar Ártico. El ambiente navideño se palpa en cada esquina.

laponia

Las infinitas extensiones revestidas de nieve aportan al viajero más opciones de las que se imagina. Un trineo tirado por renos, el medio de transporte local más tradicional, nos permitirá adentrarnos en vastos bosques y páramos de repletos de abetos. Durante nuestra travesía podremos incluso visitar una granja sami donde aprenderemos curiosidades del reno autóctono.

Históricamente, los perros han sido una fantástica ayuda para mantener la comunicación en invierno entre localidades, así que si eres de emociones intensas, podrías reemplazar los tiernos renos por salvajes huskies y así vivir una experiencia única. Aunque si deseas descargar toda tu adrenalina y probar tus límites, quizás deberías pilotar una moto de nieve y cruzar los bosques a toda velocidad. Las principales compañías están muy concienciadas con el medio ambiente, por lo que las motos son eléctricas, reduciendo al mínimo tanto las emisiones como la contaminación acústica, pues son tremendamente silenciosas.

El hielo es otro de los grandes protagonistas en el norte de Finlandia, y su presencia nos garantiza la opción de realizar actividades distintas. Una muy divertida y que probablemente no olvidaremos es la pesca en un lago helado. Nos sentiremos como un integrante más del pueblo sami al aprender a realizar un agujero en el hielo, preparar las cañas, colocar los cebos y pescar nuestro primer pez.

El pueblo sami es el único indígena a día de hoy en toda Europa, y se estima que está formado por entre 60,000 y 100,000 personas repartidas en Noruega, Suecia, Rusia y Finlandia, contando esta última con unos 10,000 integrantes. Hasta el siglo XVI mantuvieron intactas su cultura y costumbres, todas adaptadas a unas condiciones de vida extremas y muy ligadas a la caza, la pesca y la cría de renos, época en la cual los colonizadores comenzaron a explorar está remota región.

Practicaban una religión animista y politeísta, donde cualquier ser vivo era un dios y la figura del chamán era clave, ya que se comunicaba con los espíritus a través de un tambor. Su propia lengua usa más de 100 términos distintos para hablar de la nieve y han luchado juntos a través de los años para defender sus intereses, historia y futuro; de hecho, la palabra sami significa “gente que está unida”. Su bandera simboliza su carácter y labores diarias a través de sus colores: amarillo del sol, azul del cielo, verde de los árboles y rojo del fuego.

Por supuesto, el esquí también tiene su hueco en Finlandia. Pese a ser un país sin grandes cordilleras, cuenta con estaciones de gran calidad, como en la ciudades de Ruka, Pyhä o Luosto, donde deslizarse sobre la espesa nieve es una auténtica gozada. Los sistemas de iluminación te permitirán incluso surcar las pistas por la noche y así llevar este deporte a otro nivel.

Si eres de esos que no se conforman con lo convencional, estas tierras nórdicas te invitan a disfrutar de otras actividades.

Navegar a bordo de un rompehielos y sentir como la estructura hace crujir la superficie a su paso es una experiencia única que seguro te acompañará a lo largo de tu vida. Los más atrevidos tendrán la ocasión de enfundarse un traje de neopreno de supervivencia y sumergirse en las gélidas aguas bálticas.

Un sueño para muchos y una realidad cumplida para unos pocos afortunados es presenciar las indescriptibles auroras boreales. La leyenda popular asegura que se desencadenan cuando un zorro ártico sacude la nieve prístina provocando esos destellos de colores que bailan en el horizonte. Aunque nos quedamos con la superstición local, en realidad se trata de un efecto lumínico producido cuando ciertas partículas emitidas por el sol chocan contra la atmósfera, produciendo este juego de luces natural. El mejor momento para verlas es entre septiembre y abril, ya que a excepción de 3 o 4 horas al día es siempre de noche, y el mejor lugar es alejado de las ciudades ya que se requiere un entorno limpio y un cielo despejado. No parece casualidad que esta región ártica disponga de uno de los aires más puros y aguas más limpias del mundo.

Una de las guindas del pastel podría ser el alojamiento si decides hospedarte en un hotel iglú de cristal. Suelen localizarse inmensos en la naturaleza, alejados de los pueblos varios kilómetros y desde donde, si eres muy afortunado, podrás incluso avistar las mencionadas auroras boreales.

Si hay algo que defina a un finlandés es la sauna, toda una institución en el país. Se calcula que existen unas 1.7 millones de saunas para unos 5 millones de habitantes, dato que nos ayuda a ser un poco más conscientes de su magnitud. La recomendación es seguir el rito de principio a fin para experimentar la auténtica tradición finlandesa.

“Primero construye tu sauna y luego tu hogar“.

Proverbio finlandés.