Hace nueve meses, Ella Adoo-Kissi-Debrah, una niña de nueve años que murió tras un ataque de asma en Londres se convirtió en la primera persona del Reino Unido cuya causa de muerte fue la contaminación atmosférica. En realidad, millones de personas en el mundo comparten su destino.

Por eso, es importante la actualización que anunció el 22 de septiembre la Organización Mundial de la Salud (OMS) a sus directrices sobre calidad del aire, cosa que hace por primera vez en 15 años.

La contaminación del aire es uno de los principales factores que afectan a la salud y la mortalidad en todo el mundo. Sin embargo, una década y media después de la publicación de las directrices anteriores, 9 de cada 10 personas en todo el mundo siguen respirando aire contaminado.

Hoy disponemos de información más detallada que nunca sobre la contaminación, un mejor entendimiento de las implicaciones para la salud de las PM 2.5, el dióxido de nitrógeno, el ozono y otros contaminantes, así como más soluciones. No hay razón para que en 2021 los gobiernos elijan no actuar.

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Los modelos computarizados, los sondeos por satélite y las estaciones de vigilancia terrestre nos permiten comprender claramente la magnitud del problema. En cada vez más lugares, cualquiera con una conexión a Internet puede comprobar en tiempo real los niveles de contaminación en su casa.

Los datos indican que para la mitad de la población mundial, la calidad del aire se está deteriorando. Desde la década de los 90 se han producido mejoras en la calidad del aire en las regiones de altos ingresos, pero para las personas que viven en otros lugares, especialmente en Asia central y meridional y en la mayor parte de África, la exposición ha empeorado.

En 2021, ya no hay necesidad de depender de la quema de combustibles sucios como el carbón, el petróleo y el gas, como lo ha hecho el ser humano durante siglos.

En casi todo el mundo es más rentable desarrollar fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar, que construir centrales eléctricas que utilicen combustibles fósiles. El costo por generar energía renovable está bajando, y entre 2010 y 2020 los costos de producción con energía solar a gran escala cayeron un 85%.

Trafico de vehículos generando mucha contaminación en el aire por el humo

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Los inversionistas se han dado cuenta de la tendencia, y muchos están desechando proyectos de combustibles fósiles en favor de las energías renovables. El mayor productor de carbón de la India busca ahora empresas de energía solar, y este año Bangladesh anunció la cancelación de la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón por motivos financieros.

Las economías que no dependen de los combustibles fósiles pueden multiplicar los beneficios ambientales y de salud, pero muchos gobiernos en todo el mundo tienen una legislación inadecuada. En 2017, al menos 57 países no contaban con regulaciones nacionales de calidad del aire:

Establecer normas y responsabilidades. Las regulaciones de calidad del aire deben contar con mecanismos para lograr la transición. Deben ser holísticos y resistir la tentación de centrarse en un área en detrimento de otra. El principio de mejoramiento continuo garantiza que no se pase por alto ningún lugar.

Esta vez, cuando la OMS publica sus guías actualizadas, los gobiernos deben tomar nota, aplicar los objetivos y hacer cumplir las estrategias para que no nos quedemos esperando un aire limpio durante años y se eviten más tragedias.

- Aidan Farrow.

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El Dr. Aidan Farrow es un científico especializado en Contaminación atmosférica en los Laboratorios de Investigación de Greenpeace, con sede en la Universidad de Exeter en el Reino Unido. Aidan tiene más de una década de experiencia en los campos de Climatología y Contaminación atmosférica.