* Por Dana Olguín | Oficial de Comunicación y Medios de Greenpeace México

¿Te ha pasado que sientes el aire pesadísimo, el calor insoportable y que apenas si puedes respirar porque el cielo se ve sucio y respirar hace que te ardan la nariz y los ojos, y que sientas un dolor de garganta constante?

Pues bueno, esto es lo que vivimos quienes habitamos la ciudad de México de febrero a junio todos los años desde hace muchos años. Quienes sabemos sobre la calidad del aire le llamamos a esta época “temporada de ozono” que se refiere al periodo del año en el que la concentración de ozono alcanza los niveles más altos y además supera con mayor frecuencia los valores límites de la NOM-020-SSA1-2014.

Pero, ¿por qué de febrero a junio? Porque son los meses en donde se incrementa la temperatura, disminuyen los vientos y, en conjunto con la radiación solar, se generan las condiciones en el clima para la formación del ozono como un proceso químico (a partir de dos tipos de contaminantes que entran en contacto con el sol: compuestos orgánicos de alta volatilidad –COV– y los óxidos de nitrógeno –NOx–).

Es importante destacar que el hecho de que la Ciudad de México se encuentre en un valle interviene en este proceso y en la dificultad de que el ozono y los contaminantes se dispersen. Por eso todos quienes habitamos esta hermosa ciudad descansamos y celebramos cuando llega nuestro verano lluvioso en junio, porque es cuando esta temporada de ozono termina y las lluvias y los vientos ayudan a que el ozono ya no se forme.

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Según el Inventario de Emisiones (que es un documento de investigación que nos dice de manera detallada cuáles son las principales fuentes de los diferentes tipos de contaminación en el aire), las principales fuentes de COV y NOx son los vehículos, la industria, las estaciones de gasolina, la quema de combustibles, las fugas de gas, el uso de aerosoles y pinturas, entre otros.

Es durante estas fechas que el gobierno de la Ciudad de México, a instancias de la Secretaría del Medio Ambiente determina el establecimiento de las “contingencias ambientales” que son ciertas recomendaciones y medidas a seguir durante esta temporada. Entre ellas destacan el que disminuya el número de vehículos que circulan (según el último número de sus placas de circulación), y que se disminuyan las actividades contaminantes. A continuación, algunas recomendaciones que te apuesto que no tenías ni idea de que ayudaban a que disminuyera la contaminación del aire en la ciudad:

  • Carga gasolina después de las 6 de la tarde, dado que al sacar las pistolas para cargar, siempre hay una liberación de contaminantes.
  • Tapa con ollas la comida al cocinar, ya que esto reduce el tiempo de cocción y, por lo tanto, utilizas menos gas. Recuerda que al cocinar con gas también hay un proceso de combustión que genera gases contaminantes.
  • Revisa tu boiler y cualquier instalación que utilice gas. Las fugas son también fuente de contaminación. Por cierto: mientras menos tiempo pase el boiler encendido (y más rápido te bañes) menor emisión de contaminantes por esa combustión. Opta siempre por calentadores solares para tener agua caliente.
  • No utilices productos químicos de limpieza ya que estos también liberan gases contaminantes. Mejor acude a los viejos remedios de la abuela (que también son buenísimos) como limpiar con vinagre y bicarbonato de sodio.
  • Planifica bien si vas a pintar tu casa o algún mueble. No lo hagas en esta temporada.
  • Utiliza el transporte público y disminuye el uso de tu vehículo.

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Entre las recomendaciones del gobierno de la ciudad de México, están las de no hacer ejercicio en los horarios de mayor radiación solar porque son los horarios de mayor formación de ozono, y por lo tanto, donde más contaminación respiramos. Es por eso también que es en la temporada de ozono en la que se recomienda extremar precauciones a las personas con asma o con enfermedades respiratorias. Por ello (y a modo de recomendación muy personal, dado que es lo que yo hago desde hace años) es recomendable comprar filtros de aire y, a pesar del calor, no abrir las ventanas para evitar el ingreso de mayores cantidades de contaminantes a nuestras viviendas. Los filtros de aire (hay muchos en el mercado) nos ayudan a limpiar el aire que respiramos dentro de las habitaciones de nuestro hogar de tal forma que respiremos aire más limpio. Recomiendo esto cuando estamos en casa pero, sobre todo, a la hora de dormir dado que es un momento importantísimo para nuestra calidad de vida y respirar aire limpio sí que puede hacer la diferencia en nuestra vida diaria.

Sí, estas son acciones importantísimas que como ciudadanos y ciudadanas podemos llevar a cabo, pero lo cierto también es que ante un contexto de contaminación y de condiciones geográficas tan especiales, la Ciudad de México es punta de lanza en Latinoamérica en su forma de estudiar el fenómeno. Evidentemente, esto no es suficiente y hay mucho aún por hacer. No basta, por ejemplo, con pedirle a la gente que deje su coche y se mueva en bici si las calles no son seguras o si no tienen otras opciones de transporte sustentable. Medidas como la inversión multimillonaria y constante en sistemas de transporte (tanto en su construcción, como en su operación y mantenimiento) son urgentes.

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También la regulación y las sanciones “de a de veras” a aquellas industrias que no cumplen con lo mandatado en contingencias para reducir con la emisión de gases contaminantes como lo son la industria de la construcción. Debemos, sin duda, también hablar de qué debemos hacer con la refinería de Tula y cómo todo el aire del Valle de México se ve impactado por esa y otras industrias presentes en la zona.

Hagamos lo que podamos hacer, pero también involucrarnos en las cosas en las que podemos y debemos hacerlo: pedir a nuestros legisladores y legisladoras que se pongan las pilas, tener equipos tanto a nivel local como estatal y federal que le sepan a los temas de la contaminación ambiental y la calidad del aire y que estén comprometidos con atender a las investigaciones, que tengan una visión innovadora para lograr la reducción de emisiones (porque nadie ha terminado aún de inventar el hilo negro en ésta y en otras cuestiones que tienen que ver con el cambio climático), con el claro objetivo de todas las personas que habitamos en el Valle de México quienes mejoremos nuestra calidad de vida.

Mi inspiración diaria, por ejemplo, son mis sobrinas. Dos niñas cuyos pulmones están en mi mente todos los días de mi vida: quiero que ellas y sus hijas respiren aire limpio y tengan vidas sanas y plenas.