Como consecuencia de la pandemia, se ha incrementado notoriamente el consumo de plásticos de un solo uso, tal es así que los barbijos fueron el accesorio obligatorio durante la pandemia del covid-19. Si bien la situación epidemiológica se ha regularizado en varios países del mundo, los cubre boca fueron indispensables como medida sanitaria para disminuir los contagios.

Seguramente a lo largo de los años has adquirido más de uno, recuerda que para salir a la vía publica era necesario llevarlo puesto. Pero… ¿Te has preguntado cómo es posible mitigar los efectos nocivos de su uso? No debemos olvidar que son altamente contaminantes, de hecho por lo general, son desechados rápidamente y por ende, los riesgos que ocasionan en el ambiente son exponenciales.

¿Sabías que cada barbijo puede liberar hasta 173.000 microfibras? El dato es pertinente, y fue promovido en un estudio encabezado por el grupo de defensa ambiental, sin fines de lucro, del programa de desechos marinos de Ocean Conservancy.

De esta manera lo explicaban: “El polipropileno con que están hechos los barbijos es el mismo material que el de los paquetes de galletas, pero se desarman con mucha más facilidad, y se transforman muy rápidamente en microplásticos y nanoplásticos. Eso es lo peor que nos puede pasar, porque ya no podemos recuperarlos del ambiente”.

Y como si fuera poco, según la OMS, el 70% del plástico extra generado durante la pandemia terminará en los océanos. ¡Esta información no debería llamarnos la atención, al contrario, los especialistas continuamente advierten sobre las graves consecuencias que generan los plásticos en el planeta!

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SOLUCIONES QUE CONTEMPLAN EL MEDIO AMBIENTE

Los protagonistas de este proyecto son ingenieros del Centro de Investigaciones Viales (LEMaC) de la UTN de La Plata, Argentina y estuvieron en comunicación con Todo Noticias, uno de los portales de noticias más prestigiosos del país.

“Descubrimos que si incorporamos este material triturado es más resistente y además puede ser una solución ambiental. Los resultados son más que satisfactorios, ahora tenemos que probarlos en el campo”, afirmó el subdirector del LEMac, Julián Rivera.

¡Qué promisorio es que jóvenes científicos argentinos lleven a cabo un proyecto de esta magnitud, que busca disminuir los efectos negativos de la contaminación por desechos plásticos!

¿EXISTIRÁN OTRAS ALTERNATIVAS VIABLES PARA AMORTIGUAR EL DAÑO AMBIENTAL?