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El consumo, queramos o no, forma parte de nuestra vida y ésa es una realidad de la que no podemos escapar. Sin embargo, como consumidores tenemos un gran poder: con cada elección que hacemos alentamos o desalentamos la producción de determinados productos o el desarrollo de determinados mecanismos de venta; incluso hasta la manera de publicitar los productos que luego compramos.

Por eso, consumir responsablemente implica elegir los servicios o productos que consumimos no solo por su precio y calidad, sino también por el impacto ambiental y social que generan. En este sentido, escoger productos de origen local, en lo posible orgánicos, de productores directos, con precios justos, y elegir, al mismo tiempo, comprar lo que realmente necesitamos sin excedernos, pueden ser algunas de las acciones con mayor impacto que, como consumidores, podemos tomar.

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Ahora bien, luego resulta que, en la práctica, no contamos con el tiempo suficiente para ir a un mercado orgánico, a una feria local o bien no encontramos los productos que buscamos. Siempre apostando a largo plazo por estas iniciativas; si aún te encuentras con la necesidad de ir a un gran mercado a comprar lo que necesitas para abastecer tu despensa puedes revisar estos consejos para que no pierdas a tu consumidor responsable entre tantas góndolas, pasillos y publicidades.

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1. Chequea de dónde proviene el producto

Un consumidor responsable conoce dónde se han hecho los productos que compra. Fíjate en el dorso del envase dónde ha sido fabricado lo que estás por poner dentro de tu canasta. Por ejemplo, al leer las etiquetas de los huevos puedes conocer incluso bajo que condiciones han sido producidos.

Elige, siempre que puedas, productos locales para ayudar a dinamizar la economía de tu comunidad y a generar empleo. Además, estarás optando por productos más frescos, económicos y menos procesados.

Informarte también acerca de las empresas más y menos responsables con presencia en los mercados también te ayudará a elegir qué tipo de producción quieres impulsar con tu compra, o cual preferirías evitar para que no siga creciendo.


2. Escoge los productos que menos envases plásticos tengan

Tú, como consumidor responsable, debes saber que el plástico se produce a partir del petróleo tarda entre 100 y 1000 años en degradarse. Todos los años, de 8 a 20 millones de toneladas métricas de plásticos llegan a los océanos del mundo, y sus pequeñas partículas afectan todo el ecosistema marino.

Sin embargo, sigue siendo uno de los materiales más usados para envasar los productos, pero hay algunos que llevan varios envoltorios plásticos, uno dentro de otro. Esto es un exceso y, si puedes elegir, es mejor que no los escojas ya que ésta será tu manera de decir que deberían pensar otra forma de envasar sus productos, más amigable con el ambiente.

3. Presta atención a la tabla nutricional de los alimentos

En el mercado es muy fácil escoger un alimento por la fotografía del envase, pero como consumidor responsable no solo debería importante qué tal se ve lo que vas a comer, sino también qué estará aportándote a nivel nutricional. No importan solo la cantidad de calorías que contenga, sino también, y especialmente el tipo de grasas que contiene; lo cual podría darte un indicio de cuán procesado es.

Al mirar la tabla nutricional también podrás darte cuenta si al alimento se le han adicionado artificialmente algunas vitaminas. Por lo general, en estos casos, los envases señalan dicho contenido, pero tendemos a creer que es un aporte propio del alimento y no un adicional.

5. No te dejes seducir por las publicidades

Todo lo que ves en un gran mercado ha sido planificado: las publicidades, el tamaño de los precios y promociones, el orden en las góndolas, la cercanía o lejanía respecto de otros productos, la música que escuchas, etc. Por eso es muy fácil que la publicidad cumpla con su cometido y te invite a comprar tal producto y no otro. Pero no todo es lo que parece: no te dejes engañar por las fotografías de los envases, ni por el empaquetado atractivo, ni incluso por aquellos alimentos de color verde que parecen ser light o diet, pero al mirar la tabla nutricional y comparar con el mismo producto en su línea tradicional, encontramos que tienen exactamente los mismos valores. Algo que sucede, de manera similar, por ejemplo, con el pan, que aparece como "integral" en el empaquetado y contiene un muy pequeño porcentaje de este tipo de harina.

Otra de las cosas que suelen pasar en los envases son las aclaraciones en letra pequeña, referenciadas a partir de símbolos como el "*". Muchas veces allí está explicitado lo que realmente contienen; aunque muy pocas personas lo miran al momento de comprar.

6. Evita los enlatados

Además de no poseer la misma frescura ni nutrientes que la fruta o vegetal en su estado natural, los enlatados contienen alto contenido de sodio, químicos, conservantes y están envasados en aluminio, perjudicial para ti y para el ambiente.

Por eso, es mejor que los evites. Siempre es mejor comprar frutas o vegetales frescos y, en tal caso, cocerlos para congelarlos y tenerlos a mano siempre que los necesites.

6. No compres a largo plazo

Éste parecería ser un mal consejo, o al menos, contradictorio con el momento de ir al mercado. Pero, lo que sucede es que muchas veces, al pensar en el largo plazo, la comida termina echándose a perder sin ser consumida a tiempo y tú, como consumidor responsable, debes saber que alrededor de 1300 millones de toneladas de alimentos producidos para el consumo se pierde o se desperdicia en todo el mundo, cada año. Piensa no solo en ti cuando compres y ya estarás marcando la diferencia.

7. No compres de más

Los mercados pueden motivarte a comprar aquello que no tenías pensado antes de entrar. Ésa es la estrategia y el negocio. Las posibilidades son tantas y aparecen tan fácilmente accesibles que pueden motivar el consumo compulsivo. Para evitarlo, asegúrate de que realmente necesitas lo que vas a comprar; hazlo con conciencia. Si no estarás desperdiciando y generando más desechos en vano.

8. Si encuentras alimentos orgánicos certificados, elígelos

En muchos mercados ya existen productos orgánicos certificados que puedes escoger. Éste ha sido mérito de productores y consumidores que presionan para que un modo de vida más sustentable también sea más accesible. Puede que éstos sean más costosos que el resto, pero si tienes la posibilidad, comprarlos siempre será una manera de seguir apoyando su producción y tú tendrás la seguridad de que estás consumiendo algo bueno para ti. Si tienes tiempo y no lo necesitas con urgencia, opta por comprarlos directamente al productor, o en una feria orgánica local. Incluso, hay algunos alimentos que no es necesario que compres orgánico y conocerlos te dará más herramientas para saber elegir.

9. No uses bolsas plásticas para llevar tus compras y no malgastes las de las frutas

En algunos mercados del mundo aún se siguen vendiendo bolsas plásticas para guardar las compras, pero esto genera grandes cantidades de plástico que luego se desechan y pueden tardar más de 100 años en desintegrarse. Por eso, desalienta esa práctica llevando tu propia bolsa de tela al mercado o bien reutilizando una caja de cartón.

Si en tu mercado, además, tienes un sitio donde servirte frutas y vegetales tú mismo, usa una misma bolsa; ésta será una manera pequeña de reducir la cantidad de plástico que podrías utilizar si separas cada una en un envase diferente.

10. Sé amable con las demás personas

Muchas personas, cuando van de compras, suelen ponerse ansiosas y nerviosas, especialmente al momento de abonar. Parte de ser un consumidor responsable será hacer la diferencia. Deja pasar a quien lo necesite por prioridad y sé amable con los empleados y con los consumidores. De hecho, qué mejor si encuentras la oportunidad de darle algunos de tus consejos al momento de comprar, e intercambiar información. ¡El tiempo de espera seguramente se pasará más rápido!