Cada año repetimos los mismos propósitos que queremos cumplir, cada año fallamos, pero, ¿se nos está acabando el tiempo? No es una pregunta existencial que nos sitúa ante nuestra mortalidad personal, sino algo que plantea una realidad global. El planeta, sus ecosistemas y la capacidad que tiene para alimentarnos, está al borde del colapso.

Los propósitos sirven para llevar una mejor vida, pero esta vez deberíamos transformarlos en hábitos para que no sean un sueño, sino una rutina. Además deberíamos verlos como una medida para sanar, para ayudar a cambiar un mundo que convulsiona y para evitar acercarnos al fin, como personas y como especie.

Mantener una vida en equilibrio

En lugar de pensar en hacer ejercicio, piensa en que tu vida debe equilibrarse. Debes comer bien, hacer el ejercicio necesario, no para adelgazar para tu próxima visita a la playa sino por salud, consumir productos que no dañen la naturaleza y más. Se puede ir paso a paso, pero de nuevo, estamos en tiempos difíciles y lo mejor es realmente esforzarnos por lograrlo.

Darle prioridad a tu salud mental

De nada sirve tener buena salud si nuestra mente es nuestro infierno personal. Asistir al psicólogo es algo que debe dejar de ser tabú y convertirse en una práctica que cualquier persona pueda sentir que es parte de su vida. Además de la ayuda psicológica, la meditación, el yoga y prácticas que te ayuden a relajar tu mente son cosas que todos necesitamos en nuestras vidas.

Dejar de contaminar

Este es uno de los puntos más importantes, lo que va de lo particular a lo global. Necesitamos dejar de consumir plástico, reciclar, recolectar basura, iniciarnos en un activismo que vaya más allá de las redes sociales y transformar el planeta en lugar de imaginar que lo transformamos. El momento para actuar es ahora, pues estamos a pocos años de que el propósito que tengamos sea el de buscar un lugar con aire que se pueda respirar.

Aprender algo nuevo cada día

Abre tu mente el próximo año. Lee más, encuentra tiempo para entender conceptos, para descubrir qué es lo que pasa en el mundo, cómo llegamos al punto en el que nos encontramos y sobre todo, cómo podemos cambiar las cosas.

Ser empático

Finalmente, entiende que el otro no es un enemigo. El racismo, la discriminación, la xenofobia… todo esto está teniendo un cruel resurgimiento en la segunda década del siglo y es mejor ser parte de la solución que parte del problema. Busca dentro de ti, aprende formas de comunicarte con lo que no entiendes, dale una oportunidad y comienza a erradicar esa violencia del mundo en el que vives.

Estos hábitos cambiarán nuestra vida, pero si todos los seguimos, también transformarán nuestro planeta, y poco a poco, todos tendremos el mismo propósito en común, seguir mejorando como especie.

Fuente:

Erin May Henry