La Guerra Fría (1946 a 1989-1991) fue un periodo de alta tensión geopolítica entre las dos naciones que resultaron victoriosas en la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos y la entonces Unión Soviética. Fue un periodo de intriga e incertidumbre en la que la posibilidad de una nueva guerra mundial atemorizaba a todos.

Si bien llegó a su fin con la caída de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1991, las décadas anteriores estuvieron repletas de conflictos armados instigados por cada bando en distintas regiones del mundo, y todos temían el inicio de una guerra nuclear que pusiera fin a la humanidad.

En el año 1983 las tensiones llegaban a un límite y la guerra parecía inevitable. El entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan, pedía a la comunidad internacional crear una iniciativa de defensa en contra de un ataque nuclear por parte de la Unión Soviética, algo que fue calificado de ciencia ficción y ridiculizado públicamente.

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Las tensiones siguieron creciendo y ambos bandos ordenaron a sus hombres estar siempre listos para desencadenar ataques devastadores contra sus enemigos ante la detección de una amenaza, y de no acatar serían considerados traidores.

La noche del 25 de septiembre de 1983 fue decisiva para el futuro de la humanidad, pero la mayoría de las personas saben sorprendentemente poco sobre ella, a pesar de deberles sus vidas a un hombre en particular: el teniente coronel Stanislav Petrov.

Petrov trabajaba para el servicio secreto de inteligencia militar soviético, y tenía la responsabilidad de analizar y verificar datos para prevenir cualquier posible ataque nuclear estadounidense, si este era el caso, debía informar a sus superiores e inmediatamente lanzar la contraofensiva.

De repente, las alarmas saltaron, advirtiendo que un lanzamiento de misil había sido detectado desde Estados Unidos, a lo que el Coronel pidió calma, revisó los datos y no vio razón para que Estados Unidos lanzara un solo misil, por lo que descartó el aviso calificándolo de falsa alarma.

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Las alarmas sonaron de nuevo, por lo que la preocupación aumentaba y la aparente destrucción eran inminentes: la Tercera Guerra Mundial había empezado. Sin embargo, Petrov decidió no responder al dudoso ataque frente a la información contradictoria, registrando otra falsa alarma y evitando así una retaliación nuclear por parte de la Unión Soviética, que habría dado lugar a un conflicto de escala global basado en el error de una computadora.

Según el protocolo soviético, el oficial a cargo (que en este caso era Petrov) debía tomar las decisiones relacionadas con la retaliación de ataques nucleares en base a la información proporcionada por las computadoras, por lo que al no informar a sus superiores sobre el “lanzamiento” estadounidense, Petrov incurrió técnicamente en la negligencia de sus deberes.

En cambio, Petrov lo único que hizo fue reportar un error en el sistema. Si hubiese estado equivocado, la primera explosión nuclear habría ocurrido en los siguientes minutos, pero nunca llegó. "Veintitrés minutos más tarde me di cuenta de que no había pasado nada. Si hubiera habido un ataque real, entonces yo lo hubiera sabido. Fue un gran alivio", dijo a la BBC.

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Petrov se mantuvo en silencio por más de 10 años, pero luego del colapso de la Unión Soviética hizo públicos los acontecimientos. Por sus acciones, Petrov no fue premiado sino que más bien fue confinado a un puesto inferior, por haber faltado a su deber de seguir el protocolo (lo correcto habría sido informar a sus superiores, y ellos determinarían si era o no una falsa alarma). El incidente fue considerado vergonzoso por el alto mando y ocultado.

Aun así, en 2014 se estrenó el documental El hombre que salvó al mundo, contando la historia de Petrov y la noche en la que pudo haber iniciado el fin del mundo. Finalmente, Petrov murió el 19 de mayo de 2017 a los 77 años, en relativo secreto, no fue hasta septiembre cuando el director del documental llamó para felicitarlo por su cumpleaños que los medios supieron lo sucedido.

Petrov nunca se consideró un héroe, pero eso no evitó que le llovieran premios por sus acciones. En 2004 recibió el premio World Citizen Award, luego en 2006 recibió un segundo premio Worl Citizen Award por parte de las Naciones Unidas, y en 2013 recibió el premio Dresden Peace en Alemania.

Así que la próxima vez que agradezcas por las bendiciones de tu vida, recuerda mencionar al teniente coronel Petrov, sin el cual probablemente ninguno de nosotros estaría vivo en este momento.

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Fuente:

BBC Mundo

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