Los espectáculos con orcas en el parque acuático de SeaWorld de San Diego, que fueron durante muchos años su principal atracción, finalizarán a partir del año que viene.

Esta decisión, que se anunció el 8 de noviembre, es la acción final de un largo proceso en el que la cadena se vio obligada a dar respuesta a la presión social que comenzó a partir de la emisión del documental "Blackfish". En el film de Gabriela Cowperthwaite, estrenado en 2013, los ex empleados del parque denunciaban la existencia de prácticas de maltrato a los animales.

En parques de este tipo, las orcas que nacieron en el océano tienen que cambiar su hábitat natural por piscinas estrechas en las que no pueden nadar a gusto, conseguir alimento ni convivir con los demás ejemplares de su especie. Eso puede parecer maltrato suficiente, pero sobre SeaWorld cayeron, además, denuncias que señalaban la presión ejercida por la cadena de parques a los entrenadores y cuidadores, y en consecuencia, a los animales.
 
El protagonista del film es Tilikum, una orca macho que hasta los dos años vivió en libertad en el océano junto a su familia, pero en 1983 fue capturado en aguas islandesas y trasladado al acuario SeaLand of the Pacific de Canadá. 

Cuando fue atrapado, Tilikum medía ya tres metros y medio. Rápidamente creció hasta alcanzar los siete metros de longitud y 5.600 kilos de peso y se convirtió en la principal atracción del acuario canadiense, en el que convivía con entrenadores y era visitado por miles de personas que acudían a su espectáculo.

Los entrenadores de animales acuáticos, al contrario de lo que suele creerse, no tienen ninguna formación en biología ni veterinaria, sino que están capacitados simplemente con el objetivo de brindar un buen show. Estas condiciones de trabajo de los empleados tienen consecuencias tanto para los animales como para ellos mismo. Por ejemplo, una de las entrenadoras de Tilinkum, Dawn Brancheau, murió en un espectáculo que realizaban juntos en 2010.
 
Tilikum ya había estado involucrado en la muerte de otras dos personas, pero seguía siendo la principal atracción de los shows acuáticos.

En el mundo hay alrededor de 50 orcas activas en espectáculos de este tipo y la mitad pertenece a la cadena SeaWorld. Al menos cinco de ellas (entre las cuales está Tilikum) fueron sustraídas de su hábitat natural sin estar heridas y sin que existan razones para que dejen de vivir en el océano.

Con el anuncio del fin del espectáculo en San Diego, SeaWorld hizo público un documento en el que promete que reemplazará el espectáculo por un nuevo evento de carácter informativo y con un mensaje medioambiental. Sin embargo, no se anunció nada al respecto de los shows con animales que tienen lugar en las otras dos sedes del parque, en Orlando y San Antonio.

Éste es el trailer del documental que dio origen a esta denuncia: