Entendiendo que para muchos este concepto es nuevo. Por eso, me gustaría empezar aclarando que el niño interior está siempre presente en nuestras vidas, sin importar la edad que tengamos.
Muchas veces nos encontramos en situaciones en las que tenemos miedo, nos sentimos desprotegidos, ansiosos, rechazados y sobre reaccionamos. Sin embargo, no es el adulto el que se siente así, sino el niño herido que aflora en los momentos en los que se conecta con la memoria corporal de no haber sido cuidado, amado y protegido por adultos.
Probablemente el escenario y los personajes de nuestra vida adulta sean distintos a los de nuestra niñez, pero las emociones siguen intactas, repitiéndose una y otra vez.
Casi todos en la infancia hemos tenido heridas y padres que probablemente no fueron capaces de suplir nuestras necesidades totalmente y que en algún lugar nos dañaron. Sin embargo, esto no es una excusa para seguir “culpando” a un otro sobre cómo nos sentimos, sino para tomar responsabilidad y hacernos cargo de nuestro niño desde nuestra posición de adultos, sabiendo que el niño interior solo está buscando amor y aprobación a través de ti.
el diálogo interno y la voz de nuestros padres
Una manera fácil de reconocer cómo se siente el niño es a través de la toma de consciencia de nuestro diálogo interno. Generalmente aprendemos a hablarnos como nos hablaron nuestros padres en nuestra infancia. De este modo, la mayor parte del tiempo, en vez de hablarnos dulcemente, estamos criticando al niño.
Nos castigamos a nosotros mismos de la misma manera en que lo hicieron figuras de poder en la infancia.
John Bradshaw, autor de varios libros maravillosos sobre cómo sanar al niño interior, dijo una vez que "cuando llegamos a adultos llevamos dentro 25.000 horas de cintas grabadas con la voz de nuestros padres. ¿Cuántas horas de esas cintas crees que te dicen que eres un ser maravilloso? ¿Cuántas te dicen que te aman y que eres inteligente y brillante? En realidad, ¿cuántas horas de esas cintas te dicen «No, no, no» en todas sus formas?"
Cuando las personas han recuperado y cuidado al niño herido que vive en su interior, la energía natural de este niño maravilloso comienza a surgir. Si deseamos cambiar, tenemos que conectarnos con nuestra raíz, con nuestra esencia, con el niño interior que inició nuestra experiencia.
Lo más fascinante es que todos tenemos la posibilidad de sanarnos y conectar con nuestro niño para crear una vida con todo nuestro potencial en el presente.
Personalmente he trabajado profundamente con mi niña interior generando una conexión profunda conmigo misma y sanando temas que me han permitido vivir en armonía en el presente.
Te recomiendo buscar una foto de niño/a que realmente te guste y la pongas en un espacio especial. Conéctate y háblale dulcemente para que de a poco vaya sanando y saliendo de ese lugar escondido en el que ha estado. Abrázalo y cuídalo siendo el adulto amoroso que siempre esperó.
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Deseo que cada uno pueda conectar y amar incondicionalmente a ese niño/a interior para poder sanar su presente.
Amor y luz,
Manuela Fernandez.