Como ya hemos visto, todos los eneatipos transitan un recorrido propio, de modo que, a nuestro criterio, cada uno de los nueve genera su propia imagen arquetípica. En el caso del SEIS, en esa imagen veremos a sus alas (CINCO y SIETE), a sus brazos ( TRES y NUEVE), a sus eneatipos consonantes (en sus ejes con el UNO y con el DOS) y al punto ciego, representado por un eje, con un eneatipo en cada extremo (el CUATRO y el OCHO).

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LOS VINCULOS ALAS

Cada persona desarrolla atributos y características de una o de ambas tipologías contiguas a la suya: las Alas. Ellas sirven para equilibrar la tendencia de fondo del eneatipo. Habitualmente, una de las Alas se desarrolla una etapa de la vida y nuestra misión consiste en orientarse hacia la otra, a fin de lograr un deseado balance. Esto muchas veces acontece espontáneamente, aun en personas que desconocen el eneagrama.

Las Alas del Seis son el Cinco y el Siete.

¿Cómo es el CINCO y qué le trae al SEIS?

El CINCO es el “observador”. Reflexiona sobre los misterios de la vida. Es contemplativo, introvertido y solitario. Posee óptimas capacidades críticas y de valoración. Se distingue por la capacidad de análisis y síntesis. Es objetivo, se cuestiona las causas e indaga la realidad en detalle. Si el SEIS tiene desarrollada el ala CINCO, se vuelve más lógico y experto. El CINCO le trae al SEIS la posibilidad de pasar de la híper-estructura a lo correcto.

¿Cómo es el SIETE y qué le trae al SEIS?

El SIETE es “el optimista”. Estima como un verdadero valor la variedad y no está dispuesto a perderse nada de lo estimulante y gratificante que pueda ofrecerle la vida. Esta característica refleja su actitud positiva que marca el modo de ser, de situarse y de relacionarse. Vive con pasión: les encantan los viajes, la buena comida, disfruta haciendo múltiples proyectos y experimentando todo tipo de vivencias gratificantes. Si el SEIS tiene desarrollada el ala SIETE, se vuelve más extrovertido, alegre y menos estructurado. El SIETE le trae al SEIS la posibilidad de pasar de la duda a la espontaneidad.

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LOS VINCULOS BRAZOS

Como mencionamos anteriormente, cada persona desarrolla características de las tipologías ubicadas a su derecha y a su izquierda (las alas) al mismo tiempo que establece un vínculo primario con dos eneatipos específicos, denominados brazos.

Los brazos nos ayudan a identificar indicadores de crecimiento y signos de estrés y, más aún, nos señalan qué cualidades nos hace falta integrar. Los movimientos en ambas direcciones son procesos que ocurren de modo natural. Comprenderlos y reconocerlos en nuestra vida diaria requiere una atenta auto-observación.

Los brazos del Seis son el Tres y el Nueve.

En el TRES pulsa el desafío de la vida. Se distingue por la claridad de sus objetivos, el alto nivel de energía que lo anima, la confianza con que mira el futuro y la intensidad con que trabaja. Todo lo mencionado transmite al SEIS una buena cuota de optimismo, que le permite salir de la indecisión y los miedos y lo invita a… animarse.

El NUEVE es el pacificador, tiene un carácter tranquilo, ecuánime y equilibrado. Su modo calmo de expresar verdades a veces duras, hace que a los demás no se les dificulte aceptarlas. Este modo armónico de transitar la vida contagia al SEIS y lo anima a salir del bloqueo, producto de sus temores, para vivir con creciente serenidad.

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LOS ENEATIPOS CONSONANTES: EJES

Además de dos alas, dos brazos y dos puntos ciegos, cada eneatipo tiene dos eneatipos consonantes con los cuales constituye un eje. Habitualmente canalizamos la energía de un modo particular; el rol del eneatipo consonante consiste en poner de manifiesto caminos alternativos posibles, generalmente opuestos. Es decir que los eneatipos consonantes se muestran mutuamente, modalidades complementarias.

Los eneatipos con los cuales el SEIS conforma un eje son el UNO y el DOS.

El UNO y el SEIS comparten el eje del deber ser (de la autoridad interior a la exterior y viceversa) El UNO es el idealista: siente visceralmente la lucha entre el bien y el mal; es justo y equilibrado en sus apreciaciones, basándose principalmente en su juez interior. Invita al SEIS a aceptar y confiar en su autoridad interior en lugar de depender de autoridades exteriores. Al mismo tiempo el SEIS, siempre fiel a las personas y al deber, necesita tener claros los procedimientos, saber cuáles son las expectativas de las que es objeto y las normas de actuación. Sugiere al UNO alejarse de la dependencia del severo juez interno, confiando y aceptando jerarquías externas bien definidas.

El DOS y el SEIS constituyen el eje de la relación (del dar al recibir y viceversa) El DOS es “el que da”, el altruista. El amor y la amistad son las dimensiones más importantes de su existencia. Su capacidad de entrega y sus dotes sociales lo conducen a intuir las necesidades del prójimo, a relacionarse y a actuar en consecuencia. El DOS permite al SEIS salir de su inseguridad, generándole entusiasmo al brindarse a los demás. Y el SEIS, siempre embarcado en hacer lo esperado, responsable en el cumplimiento de los compromisos y fiel a las personas y al deber, ayuda al DOS no solo a dar, sino que lo predispone a pedir y, de este modo, poder recibir.

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LOS PUNTOS CIEGOS

Todos los vínculos que establecemos son igualmente significativos y señalan un sendero de crecimiento e integración. Los eneatipos con los que natural o espontáneamente no tenemos afinidad o vincularidad, constituyen un eje que denominamos Punto Ciego.

El SEIS es ciego al eje de la fuerza, representado por el CUATRO y el OCHO en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el CUATRO y el OCHO le permitirán al SEIS superar sus miedos. El CUATRO es “el creativo”. Es una persona original, sensible, introspectiva, refinada e intuitiva. El CUATRO le trae al SEIS la fuerza que le permite pasar del deber ser, al ser auténtico. El OCHO es el “líder”. Es claro y directo a la hora de establecer límites y decir que no. Su liderazgo se manifiesta en su modo de ser y de relacionarse: transmite fuerza, decisión y realismo en lo que hace, generando un alto grado de confianza. El OCHO le trae al SEIS la fuerza que le permite pasar del miedo a la afirmación.

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Esperamos que la descripción de los vínculos que establece el eneatipo SEIS con los demás, los ayude a comprender cómo cuando logramos compartir nuestros dones específicos y estamos receptivos a los aportes de los otros eneatipos, podremos transitarse un camino propio de crecimiento.