¿Cómo podemos ser consumidores más responsables? ¿Hay algún método para producir y tirar menos basura? ¿Es posible lograrlo? ¿Cómo hacerlo? Como punto de partida, deberíamos considerar y poner en práctica estos tres simples pasos: reducir, reutilizar y reciclar, la regla de las tres erres.

Estos pasos tienen una finalidad en común: detener el volumen y la toxicidad de la basura generada en la actualidad, como primera medida, para comenzar a sanear nuestro medio.

Veamos cómo relacionamos estos cuidados del medio ambiente con las particularidades de cada eneatipo:

El eneatipo UNO es básicamente ético, ordenado, productivo, auto-disciplinado. Sus principios e ideales dan sentido y valor a su vida. Se embarca, incansablemente, en misiones extraordinarias, con el deseo de ser útil y de hacer disminuir la confusión a su alrededor. Teniendo en cuenta este modo de actuar, podemos deducir que es la persona ideal para llevar adelante cualquier cruzada en favor del cuidado y preservación del ambiente, de manera honesta y responsable.

Las principales cualidades del eneatipo DOS son la disponibilidad, la empatía, el altruismo y el servicio. El amor, la intimidad, la comunicación representan el centro de su universo personal y retroalimentan su natural tendencia a dar. Por tal motivo, se orientan hacia las causas en las que prevalece la necesidad de calor humano y de solidaridad, con espíritu generoso.

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Al eneatipo TRES, ¡a su juego lo han llamado! Porque a estas personas les resulta natural llevar a cabo sus proyectos de manera efectiva y competente, proponerse objetivos y cumplirlos, así como apasionar a otros, motivarlos y capacitarlos. En este particular emprendimiento, dirigirán toda su inagotable energía para proteger el medio ambiente: desarrollarán novedosas estrategias e implementarán las medidas necesarias, con tal de lograrlo exitosamente.

Cuando el eneatipo CUATRO logra trascender el ensimismamiento y la melancolía que lo habita, conecta con su creatividad. Su gran desafío es pasar de la ensoñación a la acción. Es entonces cuando será capaz de desarrollar proyectos y vivirlos con pasión, enfocándose en la resolución de este sensible problema que nos afecta a todos como humanidad

Si encontramos a una persona cerebral, observadora, reservada, distante, es muy probable que tenga la energía del eneatipo CINCO. Ellos saben catalogar conceptos, establecen conexiones entre diferentes ideas y elaboran nuevos sistemas y teorías. Son imprescindibles para investigar, programar y desarrollar métodos lógicos y razonables, en vistas a ralentizar la escalada en la producción de desperdicios y así detener la contaminación.

El SEIS es leal, comprometido, dedicado, correcto. Podríamos escucharlo repitiendo una frase como mantra: “Soy responsable. Si todos se comprometieran como yo, no ocurrirían tantas catástrofes en el mundo”. Siempre está dispuesto a hacer lo esperado, cumpliendo con los compromisos contraídos, fiel a las personas y al deber. Es aquel miembro del equipo, que cooperará de manera incondicional y seguirá la regla de las tres erres, al pie de la letra.

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El eneatipo SIETE va en pos de lo que desea en la vida con animada predisposición. Esta característica refleja la actitud positiva que marca su modo de ser y de relacionarse. Ofrece lo mejor de sí a la hora de programar el futuro, ideando propuestas en continua búsqueda de novedad, imaginación y creatividad. Si se embarcara en un proyecto en favor del cuidado del medio, debería estar secundado por personas constantes y realistas, que perseveren en su concreción.

Como líder nato, el eneatipo OCHO posee el carisma, la fuerza de voluntad y la vitalidad necesarias para motivar a la gente a que lo siga. A estas características le sumamos un constante anhelo de justicia, que lo lleva a luchar por aquello en lo que cree, guiado por sus fuertes convicciones. Esta energía, puesta al servicio de proyectos a favor del saneamiento de nuestro medio, es invalorable para el emprendimiento de todo tipo de cruzadas.

En tanto que la serenidad, la diplomacia y la tranquilidad del NUEVE son los atributos necesarios en tiempos donde pareciera imperar la intolerancia o la intransigencia. Su carácter ecuánime y calmo, así como su modo equilibrado de expresarse, hace que a los demás les resulte sencillo escucharlo. Si consideramos además, su necesidad de contacto con la naturaleza, encontraremos a una persona muy valiosa para encarar cualquier proyecto que se relacione con la preservación y cuidado del ambiente.

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Como hemos visto, cada eneatipo tiene cualidades particulares y únicas que puede y debería poner al servicio de esta impostergable acción. Es el gran acto que debemos emprender como humanidad para cuidar y preservar, de manera sostenida, la casa que habitamos todos.