Hace no tanto tiempo atrás, las selfies eran algo prácticamente impensado o sin sentido. Hoy tomarse fotos es casi un manifiesto de existencia para muchas personas. Hay quienes lo piensan como una prueba de que hicimos algo, estuvimos en algún sitio, vimos algo o comimos un platillo. Hasta tal punto que a menudo pareciera que si no publicamos algo, es como si no hubiéramos hecho nada.

Pero esto está lejos de ser algo tan espontáneo como parece, sobre todo en el lenguaje que propone Instagram donde algunas publicaciones duran solo un día. Mucho de lo que vemos en las redes sociales tan velozmente tiene un detrás de escena de muchas horas. Maquillaje, postura, selección, edición, etc. De hecho, nosotros mismos nos hemos convertido en nuestros propios editores, recortando fotos, escogiendo filtros, posando o interviniendo con textos lo que fotografiamos.

¿Hasta dónde podemos llegar con esto? ¿Qué pasa cuando estamos más pendientes de retratar una reunión o de subir una publicación a las redes que de estar ahí compartiendo con los demás?

El caso de esta pareja de instagramers nos propone de nuevo este debate.

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pareja selfie

Se llaman Raquel y Miguel. Son dos jóvenes viajeros que recorren el mundo compartiendo fotografías en Instagram, donde puede verse a ambos posando muy enamorados en sitios realmente increíbles.

La polémica se desató porque la joven pareja subió a sus redes una fotografía que se tomaron en un tren en movimiento en Sri Lanka, con el cuerpo fuera del vagón. Algo que ponía en riesgo su vida solo por una foto.

Esta no es la primera vez que pasa. Un caso así se produce en un contexto donde existen cada vez más accidentes mortales de personas que con la intención de sacarse una fotografía pierden la vida.

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Según un estudio global de 2018, 259 personas murieron entre 2011 y 2017 tratando de tomarse una selfie en situaciones extremas. Los sitios más peligrosos para fotografiarse incluyen cimas de montañas, edificios altos; y las causas más comunes abarcan: ahogamiento, accidentes de tránsito y caídas.

El mismo estudio indica que este tipo de incidentes aumentan cada vez más: mientras que en 2011 se registraron solo 3 casos, hubo 98 en 2016 y 93 en 2017.

Luego de haber recibido muchos comentarios donde se los acusaba de irresponsables, la pareja respondió las críticas diciendo que “el tren iba súper lento” y argumentando que "no era peligroso”.

¿Valía realmente la pena? ¿Hasta dónde podemos llegar por un "like"? ¡Cuéntanos qué opinas tú!

Fuente:

La Vanguardia