El consumo de ostras a gran escala no comenzó en América y Australia con la llegada de los europeos. Los pueblos indígenas ya cosechaban estos bivalvos en grandes cantidades durante miles de años y lo hicieron de forma sostenible, según publicó este martes (03.05.2022) la revista Nature.

Los grupos indígenas de Norteamérica y Australia comían inmensas cantidades de ostras, pero no causaban una caída importante en las poblaciones de bivalvos. Es por esto que la investigación sugiere que el estudio de esas antiguas pesquerías podría ayudar a restaurar y gestionar las actuales prácticas.

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Uso de un recurso natural de forma sostenible

"La recolección de ostras no empezó hace 500 años con la llegada de los europeos", señaló una de las coautoras del estudio Bonnie Newsom, de la Universidad de Maine.

Los pueblos indígenas "tenían una relación con esta especie y la entendían lo suficientemente bien para utilizarla como parte de sus prácticas culturales y de subsistencia.Tienen mucho que ofrecer en cuanto a cómo relacionarse con este recurso natural de forma sostenible", agregó.

La llegada de los europeos también afectó las poblaciones de ostras

El equipo encabezado por Leslie Reeder-Myers estudió los registros arqueológicos en lugares donde se hallan grandes concentraciones de conchas de ostras, una especie de vertederos, algunos de hasta nueve metros de altura y que sirvieron como espacios ceremoniales, sagrados y simbólicos.

Pero con la llegada de los europeos y sus pesquerías comerciales, se arrasaron rápidamente enormes cantidades de ostras hasta llegar al hundimiento de sus poblaciones, unido a la alteración del hábitat, las enfermedades y las especies introducidas. Sin embargo, las pesquerías indígenas que precedieron a las de los colonos europeos se mantuvieron durante miles de años de forma sostenible.

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Grandes yacimientos de conchas en EE. UU.

Asimismo, el estudio estima que la isla de Mound Key (Florida, EE. UU.) contiene las conchas de unos 18.600 millones de ostras recogidas por la tribu calusa y a unos 320 kilómetros, un yacimiento conocido como Shell Mound reúne restos de unos 2.100 millones de ostras.

"Sabíamos que había grandes yacimientos en el sur de EE. UU., pero cuando empezamos a calcular cuántas ostras había en esos yacimientos quedamos asombrados", afirmó Torben Rick, coautor de la investigación. Algunos de los más antiguos se encuentran en California y Massachusetts y datan de hace más de 6.000 años.

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La sobreexplotación influye en el tamaño de las conchas

Para determinar si los lugares donde los pueblos indígenas cosechaban ostras seguían siendo sostenibles a pesar de su larga permanencia y su número, se estudió el tamaño de las conchas, pues si existe sobreexplotación estas reducen su tamaño.

Allí, el equipo no encontró pruebas de esa reducción de tamaño, lo que sugiere que las poblaciones de mariscos eran saludables: "El hecho de que haya tantas ostras en los yacimientos arqueológicos de tantas regiones diferentes es una lección importante", señaló Reeder-Myers. Se pueden recolectar "enormes cantidades de ostras de forma sostenible durante largos periodos de tiempo, si el ecosistema está sano", añadió.

En tanto, Torben Rick espera que estas conclusiones sean tenidas en cuenta por biólogos y gestores medioambientales y que aumenten la conciencia pública sobre las profundas conexiones de los pueblos indígenas con los ecosistemas costeros de todo el mundo.