La ONG World Animal Protection advierte que los animales de granja de todo el mundo están causando daños devastadores en el medio ambiente como consecuencia de la erupción y expulsión de inmensas cantidades de gases de efecto invernadero día tras día.

Se calcula que 1.47 mil millones de vacas eructan y expulsan aproximadamente 150 mil millones de galones de metano por día. Se cree que el metano es 25-100 veces más destructivo para el medio ambiente que el dióxido de carbono. ¿Te imaginas entonces el terrible efecto que esto está causando?

El 95% del gas de efecto invernadero producido por las vacas proviene de los eructos. Y lo que ocurre es que, desafortunadamente para el planeta, las vacas eructan cada 90 segundos, lo que significa que los 1.41 billones de eructos de vaca ricos en metano contaminan el medioambiente cada día.

Números que alarman

Los investigadores de la ONG proteccionista encontraron también que más de 23.7 mil millones de heces de vaca ricas en metano, que pesan un total de 43.4 millones de toneladas, están siendo depositados en todo el mundo todos los días. Pero, las vacas no son las únicas culpables.

La agricultura animal, dentro de la cual se encuentran cerdos, pollos, vacas y otros animales de granja, representan 7.1 giga toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2) por año, o el 14.5 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto represente mucho más que todos los automóviles, aviones y otras formas de transporte juntas.

World Animal Protection

World Animal Protection está instando hoy a los ministros de Agricultura y del Medio Ambiente de las naciones ganaderas más grandes del mundo a que alienten a sus ciudadanos a comer menos carne para reducir el calentamiento global. Menos animales de granja, significa menos gases de efecto invernadero; es la única solución. La realidad es que comer menos mejoraría el bienestar animal.

Una realidad que puede transformarse

Tanto el consumo de carne como la cantidad de granjas industriales, están aumentando en todo el mundo. Si esto no resulta posible de controlarse, se proyecta que la agricultura producirá el 52 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, de las cuales el 70% provendrá de la carne y los productos lácteos.

De los más de 70 mil millones de animales de granja que actualmente se crían alrededor del mundo, 50 mil millones de ellos son criados en estas granjas industriales o de producción intensiva. Dichos animales son tratados como engranajes en una máquina, más que como animales vivos que respiran y sienten. Soportan vidas cortas y miserables, alejados de sus familias, maltratados e imposibilitados para desarrollar su comportamiento natural.

A menudo, están amontonados en jaulas o corrales donde no pueden desarrollar sus comportamientos naturales o siquiera movilizarse.

Muchos animales son incluso criados selectivamente para que tengan un rápido crecimiento. ¿Qué resultado positivo podría salir de esta práctica? Cojera, huesos debilitados o rotos, infecciones e insuficiencia orgánica son solo algunos de los inconvenientes muy comunes que suelen sufrir estos animales.

Pero, si se evita la carne que es producida cruelmente y se opta por aquella que proviene de sitios donde se practica el bienestar animal, los consumidores pueden apoyar a los agricultores que están haciendo lo correcto.

¿Cómo saber cuando un producto proviene de lugares donde se practica el bienestar animal?

  • Indagar en dónde y en qué condiciones viven los animales de la marca por la cual optas. Cuál es su reputación, qué comentarios circulan, campañas que han lanzado o apoyado, experiencias o consejos de otros consumidores.
  • Conocer la calidad y garantía que ofrece el producto. ¿Qué información tiene su etiqueta?, ¿contiene algún sello o certificado? Por ejemplo, muchas marcas de higiene aclararan en su etiquetado que sus productos no han sido testeados en animales.
  • Investigar las políticas de sostenibilidad medioambiental de una empresa. El proceso de producción, transporte y comercialización puede basarse en prácticas sustentables o, por el contrario, negligentes con el medioambiente. Esto se relaciona directamente con el bienestar animal. Un planeta deteriorado, es sinónimo de animales que sufren.
  • Averiguar qué marcas llevan a cabo prácticas responsables (por ejemplo, chequeando en la web si tuvieron denuncias por maltratos o si aclara las políticas de producción) o, directamente, visitar los predios. Muchas empresas aplican la estrategia de “puertas abiertas” para que los consumidores conozcan personalmente los procesos internos.

Steve McIvor, CEO de World Animal Protection, dijo: “El impacto ambiental de la producción de carne debe tomarse mucho más en serio, al igual que el sufrimiento sufrido por 50 mil millones de animales en las granjas industriales cada año. Al comer menos carne o de un mayor bienestar, la gente puede reducir el calentamiento global y mejorar la vida de miles de millones de animales cada año”.

Nosotros, podemos ser el cambio que el planeta está precisando. ¡La tierra nos necesita!