Los años adolescentes son para muchos algunos de los mejores recuerdos de sus vidas. Con cierto grado de libertad y menos responsabilidades que los adultos, muchos adolescentes sienten que el mundo se abre frente a ellos.

La historia de Nathaniel Hall, sin embargo, es distinta. Entre los 13 y los 14 años se admitió a sí mismo que era homosexual y a los 16 años tuvo relaciones sexuales por primera vez, con un hombre adulto quien le aseguró que había recibido pruebas y que estaba sano. Pero no era cierto, y su mismísima primera experiencia, Nathaniel había contraído el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Durante los próximos 14 años, este sería el mayor secreto de la vida de Nathaniel, quien se lo guardó incluso de su familia debido al torbellino de emociones que esto causó en su interior.

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Nathaniel afirma que hace 14 años, el panorama era muy distinto. En 2003 todo era un secreto, no era una opción decir en la escuela que eras gay, afirma. Luego de declararse gay, conoció a un hombre mayor, en sus 20s, que lo hizo sentir comprendido y querido. La validación y aceptación que este hombre le provocaba fue embriagador, por lo que empezaron a salir juntos.

Fue un romance de verano”, dice Nathaniel. Solo duró dos meses. Luego, en la transición de secundaria a universidad fue diagnosticado y le contó a su compañero. Sus amigos, todos mayores que él, le dijeron que solo era un niño tonto y lo acusaron de inventarlo todo.

Nathaniel solo quería que se realizara la prueba para no contagiar a nadie más. “No recuerdo nada más de cuando recibí la noticia, aparte de que el personal médico fue muy amable”, cuenta. “Cuando llegué a mi casa decidí que debía tomar una decisión, entonces cerré la habitación y decidí nunca contárselo a nadie”, confesó.

Nathaniel dice haber sido apoyado psicológicamente en su universidad, y fue muy duro afrontar el pronóstico de 37 años para poder llegar a estar libre del virus. Lo más grave para Nathaniel fue lidiar con la vergüenza, ya que “Esta es la única enfermedad que está atada a un juicio moral y de valor personal”, en su opinión.

Luego de un gran período de no poder contarle la verdad a su familia, Nathaniel decidió escribir una obra de teatro, contando su propia historia, al mismo tiempo que les hizo saber a sus padres y hermano a través de una carta. Desde entonces, afirma que se ha sentido mucho más ligero y mucho más capaz de lidiar con las cosas y con la ansiedad que se había acumulado”.

Al despertarse, lo primero que sentía Nathaniel todas las mañanas era un miedo profundo en el pecho, que lo oprimía, pero “desde que emprendí este viaje, admitiendo la crisis que atravesaba y algunas de las malas decisiones que tomé y al hacer las paces con eso, no necesito ser la persona perfecta que estaba tratando de ser”.

Algo que, según él, es liberador. Y una inspiración para millones de personas alrededor del mundo que hoy se encuentran en situaciones similares a la suya.

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Fuente:

BBC Mundo

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