De a poco, las iniciativas que proponen darle un destino diferente a los alimentos que se desechan a diario van haciéndose eco en diferentes lugares del mundo, abriendo una posibilidad diferente para entender nuestra relación con lo que comemos, desechamos y, a fin de cuentas, también con lo que somos y proyectamos ser.
En este sentido, así como los supermercados de Francia ya no podrán desechar ningún alimento a partir de julio de este año gracias a una normativa que establece que los supermercados de más de 400 metros cuadrados no podrán tirar alimentos perecederos, ni en buen estado ni caducos, debiendo regalar lo que no pueden vender cuando aun sea apto para el consumo; ahora también Italia se suma al tratamiento en el Congreso de esta temática con la aprobación en el día de hoy de una ley contra el derroche de alimentos.
Según un informe brindado por FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en el mundo se pierden o desperdician aproximadamente 1.300 kilogramos de alimentos por día; cantidad que sería suficiente para alimentar a 900 millones de personas.
Este desperdicio de alimentos es mayor en los países más industrializados, donde los consumidores suelen arrojar alimentos en buen estado a la basura, aunque el hambre siegue siendo un desafío urgente en el mundo entero. Tal solo con recuperar la mitad de lo que se pierde o desperdicia, se calcula que podría alimentarse al planeta entero. Además, con el desperdicio de alimento también se desaprovechan recursos, agua, tierra, energía, mano de obra, y se agrava la contaminación en el caso de algunas industrias productivas.
El Congreso de Italia ha tomado conciencia de esta situación y ha aprobado en día de hoy una ley contra el derroche de alimentos y a favor de su entregarlos con fines sociales. Esta normativa incide sobre productores, vendedores y particulares, pero no castiga el despilfarro, sino que agiliza la posibilidad legal de que cualquier entidad económica (como un restaurante o industria) pueda donar excedentes alimenticios, y también aplica descuentos impositivos a modo de incentivo.
La nueva ley fue aprobada con 276 votos a favor, 106 abstenciones y ningún voto en contra, y ya se estima que para fines de este año un millón de toneladas de alimentos que normalmente se desecharían, podrán recuperarse para quienes más lo necesiten, sin pasar a ocupar espacio en basurales sin sentido. En esta linea, la diputada italiana María Chiara Gadda señaló que: “Hemos querido subrayar que existe una diferencia entre el plazo mínimo de conservación y la fecha de caducidad”, resaltando que entre el primer y el segundo plazo existe un lapso de tiempo en el que el alimento aun puede consumirse.
El plan aprobado de Gobierno se denomina "Despilfarro cero", con el objetivo especialmente de concientizar a supermercados, empresas y particulares de que siempre resulta más conveniente donar que desechar, siempre y cuando los alimentos cumplan con determinados requisitos de higiene y seguridad alimenticia.
Aunque implica una inversión importante de dinero para favorecer los acuerdos con organizaciones productivas y organizaciones sociales; la promoción en los restaurantes del uso de contenedores para llevarse las sobras de comida a sus casas; entre otros incentivos, realmente significa un avance que una problemática tan importante salga a la luz y de a poco vaya delineando un cambio de hábitos hacia un paradigma más justo.
En todas partes del mundo se celebra la noticia, que junto con otras iniciativas como la cafetería que alimenta con comida recuperada, el refrigerador solidario en España, o su réplica en Tucumán, Argentina, comienzan a marcar un efecto que ojalá se contagie en el mundo entero.