Si bien Ursula von der Leyen, la nueva jefa de la Comisión Europea, ha puesto al sector aéreo en la mira, la principal amenaza para la industria proviene de la activista sueca Greta Thunberg, reconocida por mantenerse fiel a una consigna muy concreta: no volar para evitar la enorme cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que producen los aviones.

Actualmente, las líneas aéreas representan menos del 3% de la producción de dióxido de carbono (CO2) a nivel mundial, pero esto irá en aumento a medida que el tráfico aéreo crezca.

De hecho, según el último informe presentado por la Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Foro Internacional de Transporte (ITF, por su sigla en inglés), las emisiones de CO2 del sector turístico correspondientes al transporte podrían aumentar un 25% para 2030.

viaje avion

Además, a diferencia de otros sectores, todavía falta mucho para que comiencen a implementarse alternativas ecológicas funcionales como el biocombustible para reactores o los aviones eléctricos. Hasta entonces, la única forma que tienen las aerolíneas para compensar su huella de carbono es a través de proyectos (como la plantación de árboles para absorber el CO2, por ejemplo).

En este contexto, la jefa de la Comisión Europea propone, entre otras medidas, eliminar los viajes gratuitos que las aerolíneas obtienen del impuesto sobre el combustible y los créditos por emisiones.

Además, el movimiento “anti aviones” de Greta ha comenzado a dar sus frutos: en 2019, el número de pasajeros en los aeropuertos de Suecia disminuyó un 4%, según Swedavia, una compañía sueca de la industria aérea,

En cambio, la joven activista propone elegir otros medios de transporte más amigables con el ambiente: desde los veleros o catamaranes, hasta los autor eléctricos y trenes.

Viajar en tren produce mucha menos contaminación ambiental que los viajes aéreos: mientras que, por persona, un avión genera 285 gramos de emisiones de CO2 por kilómetro, el tren, solo genera 14 gramos, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y Transport & Environment.

Otras propuestas para reducir las emisiones aéreas

Según un reporte publicado por el Comité sobre Cambio Climático (CCC) local del Imperial College de Londres, los gobiernos deberían prohibir los programas de recompensas de "viajero frecuente" de las aerolíneas.

Además, también propone un "impuesto de millas aéreas" para los viajeros frecuentes mientras protege a aquellos que no viajan tanto o recorren distancias más cortas.

El posible impuesto aumentaría de acuerdo con la cantidad de millas aéreas, en lugar de la cantidad de vuelos realizados, aclararon los investigadores. Esto se debe a que las emisiones de carbono de un viaje de larga distancia podrían ser más altas que las de varios vuelos de corta distancia.

Con esta medida se "limitaría la creciente demanda de vuelos de una manera que no sea inaccesible para los hogares de bajos ingresos y alentaría el cambio en la demanda de vuelos a trenes y de larga distancia a corta distancia", explica el informe.

Fuentes

Reuters