Ambiente
13/11/2018
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"Chuva" es una producción brasileño-portuguesa que trae a los pueblos originarios de los márgenes al centro de la escena.
Desde que nació, una de las cosas que más encanto produjo del cine fue su capacidad para mostrarnos algo de nuestra propia realidad, su posibilidad de registro. Nos vimos reflejados en la pantalla grande, identificados con los actores, sentimos su miedo, su amor, su dolor, etc. Y así lo seguimos haciendo.
Pero eso que vemos es una ficción; aunque se trate de un documental. Siempre hay edición, selección, dirección, etc. Esto quiere decir que no "vemos" todo, sino lo que se elige que se vea, y desde el enfoque que se pretende.
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“Chuva É Cantoria Na Aldeia Dos Mortos” es una película filmada en 16 mm que desafía, de alguna manera, eso que se decide que se vea en el cine. Nos referimos a los pueblos originarios, en este caso, de América Latina.
No es que en el cine nunca se hayan "mostrado" los pueblos originarios, sino que cuando se lo hace, por lo general, se los trata de incultos, agresivos, rudimentarios, y demás valorizaciones negativas.
"Chuva" es una producción brasileño-portuguesa que da vuelta esta escena típica, y trae a los pueblos originarios de los márgenes al centro de la escena.
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Ihjac es un joven de 15 años del pueblo Kraho que quiere organizar un funeral en nombre de su padre muerto. La voz de éste se le hace presente al joven en un sueño y a partir de ahí siente que está transformándose en un chamán. Eso lo aterra y huye a la ciudad, hasta que finalmente vuelve a su aldea.
La película no solo permite entrar en la vida de la tribu del norte de Brasil, conocer algunas de sus costumbres y forma de vida, sino también narra el encuentro de ese joven con la ciudad y un sistema para el cual su miedo es sinónimo de "hipocondría".
Con imágenes de la naturaleza que narran por sí mismas, cantos originarios, y una mirada que observa la cultura sin juzgar, "Chuva" es un registro más que valioso, no solo para América Latina sino también para todo el mundo.
Los realizadores de esta película fueron la brasileña Renée Nader Messora y su pareja, el realizador portugués João Salaviza. Ella ya trabajaba en el paraje de Pedra Branca antes de comenzar a rodar. Por eso la película, como ellos cuentan, comenzó a partir de las propias historias de los miembros de la comunidad (de hecho, los parentescos que aparecen en el film son reales).
La filmación se hizo durante varios meses y no como el motivo central de su estar ahí. Lo principal, para ellos, era compartir, y así lo hicieron. La película ocurrió después o, mejor dicho, en el mientras tanto.
"Chuva" nos invita a sumergirnos, así, en la intimidad de uno de los tantos pueblos originarios que mantienen hoy viva su cultura, aunque muchos busquen constantemente hacer callar (o omitir) su voz, y sus derechos.
La película recibió el Gran Premio del Jurado en Cannes, y será exhibida en la Semana del cine portugués en Ecuador, Colombia, Chile, México, Uruguay y Argentina.
Fuentes:
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