El consumo de alimentos provenientes de la agricultura y ganadería industrial es en parte causante del cambio climático. Por ello, debemos repensar qué alimentos traemos a nuestra mesa, con el fin de reducir nuestro impacto ambiental.

Si, el cambio climático es multifactorial. De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero (INEGYCEI), en México, el 15% de estas emisiones provienen del sector agropecuario, es decir de la producción de alimentos que en gran medida procede de un modelo industrializado. Por lo que nuestras decisiones sobre lo que comemos agravará o ayudará a combatirlo.

Si bien frenar el calentamiento global es fundamental ya que representa la mayor amenaza para la vida tal como la conocemos, la realidad es que no podemos dejar de comer, lo que sí podemos, es comer distinto.

[También te puede interesar: Realfooding, por un estilo de vida sin alimentos ultraprocesados]

¿Cuál es la relación entre lo que tenemos en nuestra mesa y el calentamiento global?

El sector ganadero

Este sector contribuye significativamente al total de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Lo dice la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las emisiones del sector a nivel global representan ya el 14,5% y en México este sector contribuyó al 10 % de las emisiones totales en 2018.

La ganadería industrial es especialmente responsable de estas emisiones debido al crecimiento exponencial de estas explotaciones ganaderas intensivas en las últimas décadas, el cual es motivado por nuestro excesivo consumo de carne. El problema es que cuantos más animales, más emisiones y más recursos naturales se tienen que explotar para poder mantenerlos.

Una vaca en el campo


Las emisiones generadas por la ganadería están relacionadas con el mal manejo y la excesiva cantidad de excretas producida por el ganado, por la deforestación provocada para tener más tierras de pastoreo, y otras emisiones relacionadas indirectamente con la actividad ganadera, como las originadas por la deforestación para el cultivo de piensos o el transporte de mercancías, los camiones que la transportan hasta las explotaciones ganaderas, otros camiones para llevar a los animales al matadero.

Después se necesita incluso más transporte para llegar a las cadenas de distribución y los hogares, y barcos y aviones para exportar la carne a otros países.

La agricultura

La agricultura y los usos relacionados de la tierra son actualmente responsables de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), incluidas las actividades previas y posteriores a la producción, como el procesamiento y envío de alimento.

agricultura ecológica ecoforestación

¿Cómo lograr que nuestra alimentación no sea rica en emisiones?

Lo mejor para el planeta y para nuestra salud es optar por una dieta basada en vegetales, menos carne, y si optas por ésta que sea de ganadería ecológica. Elige más diversidad de alimentos naturales, ecológicos y consume local para fortalecer a las cadenas cortas agroalimentarias.

Greenpeace promueve un cambio hacia más alimentos de origen vegetal y menos alimentos de origen animal. Adoptar una dieta completa a base de plantas generalmente tendría impactos ambientales negativos mucho más bajos y nos permite aprovechar la gran diversidad de vegetales y frutas que hay en nuestro país.

Aún así, recomendamos que quienes optan por consumir productos de origen animal que se informen de dónde viene la carne que consumen y elijan la que es producida de manera ecológica y local (sistemas silvopastoriles), que cuando se consume en niveles bajos tiene una huella ambiental más baja y puede tener un mayor nivel de bienestar animal.

[También te puede interesar: Come+Plantas: la App que te ayudará a comer más vegetales]

Para contribuir con el cuidado del medio ambiente y mejorar nuestra salud, recomendamos un máximo de 16 kg de carne por persona por año (o aproximadamente 300 gramos por semana). En 2018 se estimó que a nivel nacional consumimos aproximadamente 64 kg de carne por persona al año, es decir, cuatro veces la cantidad que recomendamos como máximo.

Es importante realizar un consumo de alimentos consciente basado en consideraciones ecológicas. Y no olvidar consumir local para apoyar a las cadenas cortas agroalimentarias, las cuales permiten acortar distancias y conectar al campo con la ciudad, evitando la generación de grandes cantidades de emisiones de GEI, además de que apoyamos a la economía local y a la dignificación del trabajo de productores y productoras mexicanas promoviendo el comercio justo y las prácticas agroecológicas.

El sistema alimentario desde la producción hasta el consumo debe transformarse en un proceso más responsable y justo con el medio ambiente y las personas. Sé consciente del tipo de alimentos que eliges, cómo se producen, en dónde se producen y a quién le compras es un primer paso para combatir el cambio climático desde tu mesa.

¿Que esperas para cambiar tus hábitos de alimentación?