Ya sea porque te interesa la mitología clásica o debido a que lo estudiaste en la escuela, probablemente el término quimera no es nuevo para vos. Así, para la mayoría de nosotros, es un monstruo con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón; que vimos alguna vez en un libro de historia o literatura.

Bien… creo que está bastante claro para todos que ese animal es difícil de concebir por fuera de la dimensión de la imaginación; sin embargo espero que no te desilusiones todavía porque las verdaderas quimeras también son alucinantes.

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En nuestros océanos, a profundidades entre los 200 y los 3000 metros, habita un grupo ancestral de peces cartilaginosos llamados quimeras o tiburones fantasma conformado actualmente por 48 especies vivas y muchas otras extintas.

Surgieron en el Devónico, hace aproximadamente 400 millones de años, y sus características morfológicas se han conservado en gran medida a lo largo de los años lo que hace que sean considerados fósiles vivientes. No obstante, pese a su temprano origen, es sorprendente que existan todavía numerosos interrogantes acerca de su biología y su historia de vida.

Foto 1Chimaeridae
Foto: Naturalista - Quimera de la familia Chimaeridae

Su denominación de cartilaginosos se debe a que su esqueleto no está conformado por huesos como tal sino que son distintas piezas de cartílago mineralizado, al igual que ocurre con los tiburones y las rayas.

Siendo por ello que todos pertenecen a la clase Chondrichthyes (del griego khondro, “cartílago” e ikhthys, “pez”). Dentro de esta clase se distinguen los Holocephali, con un único orden (Chimaeriformes) y tres familias (Callorhinchidae, Chimaeridae y Rhinochimaeridae), al que pertenecen todas las quimeras. Cada una de las familias puede diferenciarse por aspectos como la forma del rostro, la de la aleta caudal o si la línea lateral es abierta o cerrada. Sin embargo, existen un conjunto de características que son comunes a todas.

Las quimeras carecen de escamas y su cuerpo alargado puede alcanzar hasta 2 metros de longitud, pudiendo ser además las hembras más grandes que los machos. También poseen grandes aletas pectorales y pélvicas, y dos aletas dorsales, una de ellas puede presentar una espina con veneno. Su cabeza es notoriamente grande, al igual que sus ojos, lo que permite optimizar la visión en las profundidades. En la cabeza y a la altura de la pelvis, se distinguen unas proyecciones llamadas tenáculos, que intervienen en la reproducción.

Asimismo, se caracterizan por poseer la mandíbula superior fusionada con el resto del cráneo (suspensión holostílica) y por carecer de espiráculo. Por otro lado, la ausencia de una cloaca conlleva la existencia de un orificio para el ano y otro urogenital. Sus dientes tampoco se reemplazan, al contrario de lo que sucede con los tiburones o las rayas, y están fusionados en placas dentarias que utilizan para triturar el alimento.

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De igual manera, su dieta es omnívora y poseen numerosos órganos sensoriales que los ayudan a detectar a sus presas, como las ampollas de Lorenzini, con las que son capaces de percibir los campos eléctricos que producen los organismos.

Foto 2 Rhinochimaeridae
Foto: Wikipedia - Quimera de la familia Rhinochimaeridae

Su fecundación es interna y son ovíparos, por lo que la hembra normalmente deposita dos huevos grandes recubiertos por una capa protectora en cada puesta. Aunque puede llevar a cabo más de una puesta durante una temporada reproductiva.

Finalmente, la gestación dura entre 6 y 12 meses, y posteriormente ocurre la eclosión, de la que emergen pequeños individuos de 10 a 15 cm de longitud que alcanzarán la maduración sexual después de los 10 años de vida. Su maduración sexual tardía, sumada a la baja fecundidad y a su crecimiento lento, son cualidades que hacen a este grupo, y al resto de los peces cartilaginosos, particularmente vulnerables a la extinción por actividades humanas como la sobrepesca o la contaminación de los océanos.

Bibliografía

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