La principal receta de los expertos ante la crisis climática es dejar los combustibles fósiles bajo tierra mientras Argentina se aferra a sus planes de explotar el emblemático yacimiento de Vaca Muerta, un proyecto que "profundiza el problema". Así lo afirma María Marta Di Paola, investigadora de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
La ambientalista participa de la Cumbre del Clima de la ONU (COP25) en Madrid, donde se espera que se adopten compromisos nacionales más ambiciosos en materia de lucha contra el cambio climático en un momento crítico para la humanidad.
"Lo que se ha constatado es que los planes actuales no son suficientes para cumplir con las metas del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados y que no supere los 1,5 grados", dijo Di Paola.
"Todos tenemos que adoptar un compromiso para hacernos cargo de lo que nos toca", añadió la ambientalista, quien cree que Argentina dio pasos positivos en esta materia, pero se puede ser "mucho más ambicioso".
"El presidente (Mauricio Macri) presentó los avances que hubo durante su gestión en la lucha contra el cambio climático, entre ellos la firma del Acuerdo de París y la revisión de la contribución nacional, que son cuestiones muy importantes", dijo la investigadora, al evaluar en entrevista con Télam el discurso del mandatario argentino durante la inauguración de la COP25.
No obstante, Di Paola destacó el pronóstico que hizo el presidente saliente respecto a que Argentina tendrá una matriz energética "libre de emisiones para 2040", ya que esto "estaría cuestionando el proyecto de Vaca Muerta, lo que contradice su propia política en esta materia".
La investigadora subrayó que "actualmente Vaca Muerta está siendo subsidiada por el Estado nacional. Está dando el 0,5% de su presupuesto a empresas privadas que están en este yacimiento", una de las más grades reservas de petróleo y gas no convencional (shale oil) del planeta, ubicado en la Cuenca Neuquina, y que abarca gran parte de la provincia de Neuquén, Mendoza y Río Negro.
"Para avanzar en una matriz sin emisiones, claramente no se puede avanzar con proyectos extractivos de combustibles fósiles como Vaca Muerta o con adjudicaciones para la extracción offshore", insistió.
"Tampoco tendría que haber inversiones en infraestructuras vinculadas a estos proyectos, porque serían activos varados", prosiguió la experta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales.
Di Paola destacó que el proyecto Vaca Muerta, que implica el uso del fracking, una tecnología extrema que está en moratoria y prohibida en algunos países, es cuestionado no tanto por las emisiones de gases de efecto invernadero -que las produce pero que son difíciles de cuantificar o se falsifican- sino por el gran impacto que tiene en el entorno.
"Vaca Muerta es vendido como una fuente de generación de dólares fácil a corto plazo, pero hay que ser consciente de los problemas a corto, mediano y largo plazo, ya que el agua se contamina, se producen movimientos sísmicos, y el alta toxicidad provoca el desplazamiento de las producciones locales, y afecta los derechos de las comunidades originarias que no son consultadas", subraya.
Durante un tiempo, para defender la explotación, el gobierno argentino sostuvo que el gas -un recurso supuestamente más limpio que el petróleo en términos de emisiones de CO2- podía ser un "puente" para la transición hacia las energías renovables, pero actualmente ese argumento se desmontó a nivel internacional debido a las emisiones fugitivas de metano en todo el proceso.
"La base de la problemática es resolver qué modelo de desarrollo queremos para nuestro país", destaca la experta. "Lo que necesitamos es una transición energética justa e inclusiva, para que que podamos acceder a la energía de forma asequible", remarca Di Paola.
Fuente: Telam