Los germinados ayudan a regenerar la flora del intestino y mejoran la digestión, entre otros beneficios. A continuación, veremos el paso a paso para poder hacerlos en casa y aprovechar al máximo todo lo que tienen para ofrecernos.

FACTORES A TENER EN CUENTA ANTES DE EMPEZAR

Una sugerencia importante es que siempre usemos semillas específicas para germinació. Si bien de cualquier semilla se puede obtener un germinado, tendremos uno de mayor calidad si compramos las semillas en el lugar adecuado.

El recipiente que usemos para obtener nuestro germinado puede ser un frasco de vidrio, un tupper o una germinadora. Sea como sea, primero debemos lavarlo y desinfectarlo para evitar que el producto se contamine.

EL DÍA A DÍA

Lo primero que vamos a hacer es colocar una cucharada grande de semillas en un frasco con agua potable (unas dos o tres tazas). Luego lo cubrimos con una gasa (de las que se usan para curar heridas), la ajustamos a la boca del frasco con una bandita elástica y lo colocamos sobre un plato hondo u otro recipiente boca abajo, a 45 grados. El frasco no debe tener agua ni debe quedar en contacto directo con la luz del sol.

Al día siguiente cambiamos el agua (la podemos usar para regar las plantas), volvemos a llenar el frasco y nuevamente lo dejamos a 45 grados. La cantidad de días que tengamos que repetir este proceso dependerá del tipo de semilla. Por ejemplo, si germinamos lentejas necesitaremos 5 días, entre 3 y 5 días para la alfalfa o arroz; 2 o 3 días para el girasol, garbanzos, almendras y calabaza; entre 3 y 6 días para el brócoli y entre 14 y 20 días para la albahaca o el cilantro.

Podemos darnos cuenta de que la semilla ha germinado cuando observamos los rabitos salir de las semillas.

Una vez listo el germinado, debemos asegurarnos de que no quede húmedo, porque de esa manera se puede echar a perder. Lo siguiente es guardarlo en la heladera y comenzar a agregarlos en distintas preparaciones, desde una ensalada hasta el relleno de una tarta.

Recuerda que la ventaja de consumir germinados es la alta densidad nutricional en porciones chicas, por ende, no necesitamos consumir un plato entero de germinados para obtener sus beneficios.

SI USAMOS UNA GERMINADORA

Lo primero es dejar las semillas en remojo unas horas (va a depender del tipo de semilla que se trate, pero en general con 8-12 horas alcanza). Lo siguiente es colocar las semillas en la rejilla, extendiéndolas bien y tratando que no queden encimadas entre sí.

Luego, llenamos con agua hasta la línea que marque la germinadora y la llevamos a algún espacio del hogar donde no reciba luz. El nivel del agua debe mantenerse e idealmente debemos cambiarla a diario. Al cabo de unos días podremos observar como la semilla comienza a adquirir vida.

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