La oleada de movilizaciones masivas inspiradas por el ejemplo de Greta Thunberg ha sido realmente impresionante y esperanzadora, pero no es la primera vez en la historia que los jóvenes se elevan al escenario mundial para reclamar a los líderes del mundo sobre la destrucción del ambiente.

Severn Cullis-Suzuki es una ambientalista canadiense que, en 1992, cuando tenía solo 12 años, se plantó frente a los líderes internacionales en la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro.

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Al igual que Thunberg lo hace hoy en día, Suzuki habló sobre el agujero de la capa de ozono, la extinción de las especies, las aguas y el aire contaminado, la tala de los bosques, y más. Su intervención en nombre de la organización ecológica infantil E.C.O., fue muy aplaudida en su momento, y le valió a Suzuki el título de “la niña que silenció al mundo por 5 minutos”.

“Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones futuras. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren porque no les queda ningún lugar adonde ir”, dijo Suzuki en aquella conferencia.

Son palabras que bien podrían haber salido de la boca de Thunberg, pero que fueron dichas hace casi 30 años en nombre de otro movimiento de juventud en busca del cambio. Y, aun así, tres décadas más tarde, el mundo está peor de lo que estaba cuando Suzuki dio su discurso.

¿Por qué no actuamos? ¿Por qué hemos ido en la dirección opuesta? ¿Por qué nos no dimos la vuelta antes?”, se preguntó Suzuki en una reciente entrevista para El Diario. Ella cree que los intereses corporativos han sido los causantes del retroceso en asuntos climáticos.

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“En 1992, el mundo quería cambiar”, afirmó. “Los líderes mundiales firmaron documentos que, a día de hoy, serían muy radicales. Pero el poder corporativo ha ganado terreno y hoy estamos en una posición muy diferente. Ahora el cambio climático nos mira de frente, ya está aquí”, se lamenta.

A la vez, Suzuki se siente esperanzada por la iniciativa de Thunberg y de los jóvenes que se movilizan por un futuro mejor. “Hay algo que es patrimonio de los niños, esta cualidad de decir la verdad”, afirmó, recordando que son con frecuencia los jóvenes los que forman los frentes de las revoluciones.

Pero también lamentó que la presión de convertirse en guerreros por el clima les haga daño, y consideró que es importante que las personas que los rodean les ofrezcan el apoyo necesario para que puedan seguir adelante. De todas formas, confesó sentir mucha admiración por la forma en la que Thunberg se maneja en las redes sociales y la forma en la que se expresa durante sus discursos.

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Suzuki recordó que decidió luchar por el ambiente para proteger a las futuras generaciones y afirmó que algún día miraremos atrás y nos daremos cuenta de que lo que pasó fue un crimen contra los más jóvenes.

Hoy, Suzuki vive en una de las islas Reina Carlota, en Columbia Británica, Canadá. Estas islas están habitadas principalmente por el grupo indígena Haida, que hablan su propio idioma.

Se licenció en la Universidad de Yale en Ciencias de la Ecología y Biología Evolutiva, y actualmente está haciendo un doctorado sobre la preservación de idiomas en peligro, concentrándose en la lengua de los Haida.

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Cuando le preguntaron qué le diría a las Naciones Unidas si tuviera la oportunidad de dar otro discurso, dijo que hablaría de las futuras generaciones.

“Hablaría de lo que es ser madre. De las responsabilidades que he aprendido, que son deberes humanos sagrados como es traspasar la tierra a la siguiente generación. No heredamos la tierra de nuestros padres. La tomamos prestada de nuestros hijos”.

Además, les preguntaría por qué, luego de haber prometido cambiar, solo hemos retrocedido y empeorado.

Fuentes:

Sin Embargo

El Diario

La Tercera