La obesidad es un gran problema. No necesariamente significa que alguien no esté alimentándose bien, sino que algo pasa en su organismo, ¿Podría estar ligada a factores externos? Parece que sí.

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Lo impensado

Un estudio publicado recientemente en la publicación especializada Environment International concluye algo que pocos han pensado, el ruido ambiental estaría ligado a la obesidad.

El estudio llamado “Exposición a largo plazo al ruido del transporte y su asociación con marcadores de adiposidad y el desarrollo de la obesidad” fue desarrollado de manera conjunta por expertos de distintos laboratorios de Suiza.

El aporte de diferentes fuentes de ruido de transporte a trastornos metabólicos como la obesidad sigue siendo poco estudiada. En esta investigación, se evaluaron las asociaciones de exposición a largo plazo al ruido de las carreteras, ferrocarriles y aeronaves con medidas de obesidad.

En el estudio, participaron 3796 personas y utilizando modelos de ruido entre 2001 y 2011 y la historia residencial de los participantes. Se ajustaron los modelos para los factores de confusión relevantes, incluida la contaminación del aire relacionada con el tráfico.

Resultados

La exposición al ruido del tráfico se asoció significativamente con todos los sub fenotipos de adiposidad.

El ruido del ferrocarril se relacionó significativamente con un mayor riesgo de sobrepeso. En los análisis transversales, identificaron una asociación más fuerte entre el ruido del tráfico rodado y el IMC entre los participantes con enfermedades cardiovasculares y una asociación entre el ruido del ferrocarril y el IMC entre los participantes que informaron mal dormir.

Las asociaciones fueron independientes de las otras fuentes de ruido y contaminación del aire. No se observaron asociaciones para el ruido de los aviones.

Los expertos concluyen que la exposición a largo plazo al ruido del transporte, especialmente el ruido del tránsito, puede aumentar el riesgo de obesidad y podría constituir un camino hacia las enfermedades cardiometabólicas y otras.

Fuentes:

Environment International