Desde la invención de los smartphones, la vida de las personas cambió por completo. No solamente a gran escala, es decir, en cosas como la posibilidad de comunicarse desde cualquier lado del mundo en cuestión de segundos o de acceder a todo tipo de información desde la palma de nuestra mano, sino que también en pequeñas cosas del día a día.

Una de estas pequeñas cosas que cambiaron es la utilización del teléfono celular como despertador, reemplazando a los viejos relojes analógicos. Si bien hoy en día es una práctica muy común ya que estamos acostumbrados a hacer todo con el mismo aparato, la realidad es que es más perjudicial que otra cosa.

¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo.

Si alguna vez utilizaste un reloj como despertador, recuerdas como era: no interactuabas demasiado con él hasta que llegaba el momento de programar la alarma antes de ir a dormir. Excepto, por supuesto, para saber qué hora era. Podías leer, estudiar, escuchar música, estar con tus amigos, todo cerca del reloj sin ninguna interrupción del mismo.

Con un celular, las cosas son diferentes. La mayoría de las personas hoy en día tienen una rutina que implica despertarse con la alarma del teléfono, abrir los ojos y apagarla, y en estos pocos segundos su teléfono ya está en su mano y antes de darse cuenta están mirando Instagram, revisando la bandeja de entrada de correo electrónico, leyendo las noticias y respondiendo mensajes.

Tal vez esto no parezca malo, pero el problema es que no solamente revisamos el celular apenas nos despertamos sino que tenemos los ojos en él todo el día: en el trabajo, mientras estamos con nuestros amigos, mirando la televisión, mientras comemos, en los momentos de descanso y, naturalmente, antes de ir a dormir. Porque lo último que hace la mayoría de las personas antes de dormir es comprobar que su alarma esté puesta. Y esta verificación lleva a otros tipos de verificación. De nuevo: Instagram, correo electrónico, noticias, mensajes.

¿Sigues sin ver lo malo? Los expertos comprobaron que utilizar el teléfono apenas nos despertamos y antes de dormir causa insomnio, genera sueños extraños y contribuye a tener ansiedad. No hay nada en este comportamiento que resulte positivo, y lo peor es que es una adicción: cuanto más uses tu teléfono, más te costará soltarlo por un período largo de tiempo.

Hay muchas técnicas que puedes implementar para alejarte de tu teléfono. Algunos sistemas operativos nuevos permiten poner límites de tiempo en todas las aplicaciones que lo necesiten. También podrías ponerlo en modo avión para no recibir ninguna notificación. Pero nada será tan beneficioso para tu salud como utilizar un viejo y confiable reloj despertador.

Es muy simple: debes comprar uno, ponerle pilas, (o darle cuerda!) configurar la hora a la que quieres que suene, ¡y listo! Y los beneficios son inmensos. Luego de una semana, sentirás como se elimina tu necesidad de revisar el teléfono apenas te despiertas, y priorizarás cosas que sí ayudan a tu bienestar como darte un baño, hacer ejercicio, desayunar y meditar. Tener tiempo para tí mismo sin la necesidad de ver qué le sucede a extraños de internet por las redes sociales te dará una tranquilidad que puede que hace mucho no experimentes.

Por la noche, cuando llegues a casa puedes poner el celular a cargar y olvidarte de él. Una buena idea es apagar el wi-fi y los datos móviles, de modo que si alguien realmente te necesita pueda seguir llamándote de manera convencional pero no estarás tentado de acostarte a mirar Instagram.

Verás como te sentirás mucho más tranquilo con tu celular fuera de tu alcance antes de ir a dormir, y te despertarás listo para encarar un nuevo día gracias al clásico y confiable reloj despertador.

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