Todos tenemos una imagen de nosotros mismos que vamos construyendo día a día, momento a momento, a partir de nuestras vivencias, de las diversas situaciones vividas y de nuestro particular mundo de relaciones. Pero… ¿coincide esa imagen con la manera en la que nos ven los demás? ¿Hay concordancia entre cómo somos y cómo somos percibidos?

El Eneagrama nos da respuestas a estos y a muchos otros interrogantes y puede ayudarnos a develar cómo nos vemos y cómo nos ven. Te presentamos una guía sobre la mirada propia y la mirada de los demás, según tu eneatipo.

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El UNO dirige su energía con el fin de mejorar la realidad, dentro y fuera de sí mismo. Es una persona productiva, ordenada, idealista. Se ve a sí mismo como honrado, racional y controlador. Los demás suelen percibirlo escrupuloso, formal e intransigente - hay cierta concordancia entre la visión interna y externa. El proceso de encuentro consigo mismo lo conduce hacia la distensión y el disfrute de la vida.

El DOS da lo mejor de sí cuando los demás lo necesitan, busca agradar y ser reconocido. Su humor oscila según lo que ve reflejado. Sabe que se muestra disponible, desinteresado y servidor. Es percibido como altruista, entusiasta y, a veces, poco genuino. En su camino, debería priorizarse: dar cuando es requerido y no de manera compulsiva.

El TRES tiene una inagotable energía dirigida a obtener la alabanza y el reconocimiento externo como combustible indispensable que mueve su motor. Se percibe competente, efectivo y seguro de sí mismo. Lo ven exitoso, pragmático y ambicioso. Cuando logre equilibrar las actividades profesionales con las personales, desacelerar y sentir, su vida alcanzará un sereno equilibrio.

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El CUATRO posee una riqueza emotiva que lo lleva a una profunda necesidad de intimidad. Percibe la belleza en la naturaleza y en las personas y acciona para que todos puedan apreciarla. Se ve soñador, único y estético. Lo ven sensible, original y exagerado. Es una persona introspectiva que toma distancia, aunque anhela ser tenido en cuenta y ser comprendido. Su proceso de encuentro consigo consiste en confiar en sí mismo sin compararse.

El CINCO protege su espacio privado, rechaza sentirse controlado y ama la libertad y la independencia. Es objetivo, se cuestiona las causas e indaga todo en detalle. Sabe que es inteligente, observador y distante. Lo ven analítico, intelectual y aislado. En ocasiones, evita actuar, contiene su enojo y se sobre-adapta. Su camino de encuentro estaría orientado hacia un mayor acercamiento, apertura y compromiso.

El SEIS no tolera las situaciones ambiguas. Valora la colaboración, la pertenencia y la tradición. Se percibe a sí mismo como fiel, colaborador e inseguro. Es visto como confiable, leal, obediente y con una actitud “a la defensiva”. En la vida, debe aprender dejar de lado su actitud de sospecha constante que no le permite disfrutar de las personas ni de las situaciones.

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El SIETE tiene siempre varias cartas en juego en su forma de actuar: su camino debe estar abierto a varias opciones. De este modo, puede escapar y evadir aquellas situaciones donde cree que acecha el dolor. Se ve a sí mismo como una persona alegre, activa, voluptuosa e indisciplinada. Lo ven divertido, superficial e hiperactivo. Si lograra equilibrar la pasión por todo lo que emprende con calma, frenar y reflexionar, podría experimentar cierto sosiego y serenidad.

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Cuál es la primera impresión que la gente tiene de ti

El OCHO transmite intensidad, fuerza y decisión en lo que hace, generando un alto grado de confianza. Se percibe a sí mismo como una persona directa, poderosa y belicosa. Los demás lo ven protector, justiciero y controlador. Cuando su espíritu avasallador se apacigua porque no siente amenazas, su faceta carismática despierta confianza y seguridad en los demás.

El NUEVE siente visceralmente el deseo de armonía, razón por la cual evita situaciones conflictivas y la toma de decisiones. Se ve a sí mismo sereno, diplomático e indeciso. Los demás lo perciben conciliador, complaciente y pasivo-agresivo. El contacto con la naturaleza lo ayuda a sobrellevar las pasiones de la vida cotidiana y a recuperar su equilibrio.

Los demás son el espejo donde nos miramos a diario en las diferentes situaciones de vida. Ojalá este espejo nos devuelva, en nuestro cotidiano andar, una imagen más armónica y más congruente con nuestro continuo pensar, sentir y hacer.