Un histórico descubrimiento ha impactado al mundo científico recientemente, después de que un equipo de investigadores informara el hallazgo de una nueva especie de delfín. Esta especie vivió hace 7 millones de años y es conocida por su nombre científico Isoninia borealis. Los restos fósiles se descubren gracias a un buceador en Carolina del Norte, Estados Unidos.

El hallazgo propició una investigación que se publicó en la revista Fossil Record. Su cráneo descubierto en unas rocas de la culminación del período neógeno abrió la posibilidad para la identificación de cualidades morfológicas especiales. Evidenciándose una relación de esta nueva especie con los delfines conocidos actualmente y que viven en las cuencas del Amazonas, Orinoco, Brasil, Uruguay y Argentina.

Este descubrimiento histórico afirma el concepto de que estos cetáceos pertenecen a sobrevivientes de una familia que hace millones de años habitó en el mar. No obstante, fue desarrollando una gran variedad y organización mucho más amplia de la conocida.

Entre los investigadores que colaboraron en la investigación se destacó la intervención de la paleontóloga brasileña Carolina Gutstein. Es una investigadora perteneciente a la Red Paleontológica de la Universidad de Chile. Asimismo, también se reconoce el trabajo de Stephen J. Godfrey y Donald J. Morgan. Ambos paleontólogos del Museo Marino de Calvert y del Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos.

El delfín de 7 millones de años

Delfines nadando en el mar

La paleontóloga Carolina Gutstein reveló que la especie descubierta pertenece a un ejemplar maduro que existió en la época Miocena Tardía. Esta especie residió en una formación marina costera que se relacionaría a una extensión de lo que se conoce actualmente como la bahía de Chesapeake.

Por otra parte, la paleontóloga de la Universidad de Chile enfatizó que fue complejo deducir su tamaño. Esto debido a que el fósil no está completo, pero se pudo plantear una longitud de dos metros aproximadamente. Además, este nuevo espécimen compartió su hábitat con otra especie llamada Meherrinia; se hallaron restos en la formación del primer descubrimiento.

Asimismo, se le consultó a la experta Carolina Gutstein sobre la relevancia de este hallazgo; declaró que: “Se trata de una nueva especie para la ciencia y que esto aporta al conocimiento general de la diversidad pasada”.

La paleontóloga también valoró la relevancia de los museos, ya que el fragmento que contribuyó con la identificación del espécimen fue hallado por un particular. Este individuo entregó la pieza al Museo Marino de Calvert y lo puso a cargo del experto Stephen J. Godfrey.

En respuesta a la interrogante referente a la alimentación de este animal en el pasado, Gutstein explicó que la mayoría de los delfines son piscívoros. Sin embargo, como no se encontraron piezas del rostro, boca o dientes, es complejo hacer una mejor evaluación del caso.