A los 26 años, Noelia Martínez, una talentosa bailarina profesional y profesora de danza, se enfrentó a un cáncer de mama. Superó con valentía este desafío, pero enfrentó una adversidad inesperada: los efectos secundarios del tratamiento le dejaron con una pierna derecha debilitada y con movilidad limitada.

Como bailarina apasionada y tras lograr el segundo puesto en el Mundial de Danza en Estados Unidos en 2017, la idea de no poder bailar nuevamente fue devastadora para Noelia. Incluso su cirugía para extirpar el tumor no la afectó tanto. En ese momento, creía que regresaría a enseñar clases en menos de un mes, pero la realidad fue muy diferente. No pudo volver a bailar hasta julio de este año, después de años de incertidumbre y lucha.

El 14 de agosto de 2019, el día de su cirugía, marcó un cambio profundo en su vida. "Entré al quirófano siendo una Noelia que mostraba cómo vivir la vida, y salí como una nueva versión que me enseña a vivir. Ya no es solo teoría. A menudo decimos que debemos vivir el momento presente, pero nos vemos atrapados en la vorágine y no encontramos tiempo para lo verdaderamente importante", reflexiona Noelia.

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En los meses posteriores a su cirugía, mientras se sometía a quimioterapia y radioterapia, Noelia aún podía moverse con relativa normalidad. Pero cualquier día podía sentirse mal de repente y debía acudir a la sala de emergencias. Aprovechaba los días en que se sentía bien para vivir la vida al máximo.

Después de superar el cáncer, Noelia se dio cuenta de que algo andaba mal en su pierna derecha. Comenzó con un dolor que aliviaba con analgésicos, pero gradualmente perdió la fuerza en su pierna. Fueron más de 10 consultas con especialistas antes de que se considerara una cuestión neurológica. Finalmente, recibió el diagnóstico de neuropatía periférica.

Después de usar una ortesis deportiva para caminar durante algún tiempo, sufrió una rotura. Fue un momento devastador, ya que temía volver a depender de una silla de ruedas. Sin embargo, el especialista que la atendía también era el director del departamento de robótica del centro médico, y vio una posibilidad. Noelia pasó por una evaluación y se confirmó que podía usar una pierna robótica.

El proceso para obtener su pierna robótica no fue fácil. Llevó desde septiembre del año pasado hasta julio de este año, con trámites, frustraciones, demoras y llamadas diarias. La autorización fue otorgada en marzo, y comenzó el proceso de personalización. Noelia describe su pierna robótica, que va desde la cadera hasta el pie, con sensores internos y una rodilla electrónica. Le permite caminar, bailar e incluso andar en bicicleta. Un control remoto en su teléfono le permite ajustar la pierna según sus necesidades.

Noelia, nacida en Lomas de Zamora, Argentina, ha dedicado su vida a la danza desde los 15 años. Incluso renunció a su viaje de egresados para competir en una importante competencia de danza. Después de mudarse a Buenos Aires y enfrentar el cáncer, está decidida a regresar a la danza de una manera diferente.

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Además de su regreso a la danza, Noelia inició Petit Moi, un proyecto de creación de muñecos inclusivos y personalizados. Este proyecto nació de su propia experiencia con su pierna robótica. Sintió la necesidad de que todos, independientemente de sus diferencias, pudieran sentirse representados en sus muñecos. A través de su marca, busca donaciones de tela para crear muñecos personalizados que se distribuirán en hospitales, fundaciones y hogares.

Noelia Martínez demuestra que, incluso ante las adversidades más grandes, es posible seguir haciendo lo que amas, solo que de una manera diferente. Su determinación y resiliencia la han llevado de regreso al escenario y a un nuevo emprendimiento que promueve la inclusión.

Fuente: Somosohlala.