El síndrome de fatiga crónica afecta la vida de quien la sufre, pero también el de la gente cercana a él. Se trata de un padecimiento largo y difícil en el que a pesar de descansar, es imposible librarse de la fatiga, genera problemas para dormir, más fatiga después de cualquier actividad, por pequeña que sea, dolores, mareos, problemas para concentrarse, pensar y más.

Aunque no existe una cura, un cambio en el estilo de vida, terapias y atención personalizada han sido claves para ayudar a las personas que lo tienen. Las personas que han estudiado el padecimiento, que es más común de lo que crees, aún no están de acuerdo en cuál es la dieta adecuada para alguien que sufre de síndrome de fatiga crónica, pero sí saben que la dieta puede ser clave para mejorar o empeorar.

Hidrátate


Una de las peores cosas que puedes hacer si estás fatigado es evitar el agua, ahora imagina si es crónico. A pesar de que la enfermedad puede desencadenar una depresión que te quita las ganas de cualquier cosa, no puedes pasar por alto que si no te hidratas sólo empeorarás las cosas. Por otro lado, evita el café, pues aunque es una bebida que da energía, también tiene efectos negativos a largo plazo que pueden
empeorar la situación.



Come carbohidratos complejos


Los carbohidratos refinados que encontramos en el pan industrial o en mucha comida chatarra pasan por muchos procesos que terminan por quitarle todos los nutrientes a los granos con los que son preparados, eso eleva el nivel de azúcar en la sangre y después baja drásticamente. Si comes carbohidratos complejos, tu cuerpo absorberá más nutrientes y no tendrás esos cambios en la sangre que pueden ser dañinos para alguien con el síndrome. Algunos de estos granos son la quinoa, el arroz integral e incluso la papa.

Come grasas buenas

Gran parte de los pacientes con fatiga crónica tienen problemas intestinales y necesitan llevar una dieta rica en grasas buenas. El aguacate es el ejemplo perfecto. No es un irritante, es saludable y da mucha energía. También puedes intentar comer nueces y aceite de oliva, pero aléjate de las grasas malas que están en los helados, la comida procesada y hasta en las palomitas de maíz que se preparan en microondas.


Come más vegetales

Aunque muchos consideran que con comer vegetales no hay nada más que hacer, con algo tan grave como la fatiga crónica, lo mejor es variar mucho en esos alimentos. Cada color de vegetales puede aportarte distintas cosas, desde los amarillos que tienen vitaminas como la A, C y B6, hasta los rojos que son ricos en antioxidantes, en fitonutrientes y que ayudan a reducir la inflamación.

Consulta a tu médico

Siempre consulta a tu médico antes de comenzar a experimentar e incluso si haces un pequeño cambio en tu dieta, escríbelo en un diario alimenticio para que puedas ver los cambios que suceden cada vez que comes algo distinto. Todos reaccionamos de forma distinta a las enfermedades y a los alimentos, pero no podemos dejarnos llevar por la intuición, un registro y ayuda profesional pueden ayudar a vencer tan grave enfermedad.