El Índice de Masa Corporal (IMC) es una de las herramientas más utilizadas para controlar el peso. Básicamente, mide la relación entre el peso y la altura, y a partir de allí determina si la persona está en un peso adecuado o no.

Tiene la ventaja de ser muy fácil de utilizar (hay calculadoras en Internet o apps para el móvil que la calculan en segundos), por lo cual esas cifras son utilizadas por miles de personas en todo el mundo para determinar si necesitan o no modificar su peso.

El problema con esta herramienta es que es demasiado simplista, y no tiene en cuenta todas las variables del cuerpo humano. Por eso, personas que se creen “enfermas” por tener sobrepeso, por ejemplo, pueden estar en verdad más sanas que alguien con el “peso adecuado”.

El peso ideal no existe

Muchas personas que naturalmente tienden al sobrepeso se castigan una y otra vez, creyendo que no hacen lo suficiente para estar en su peso ideal. El problema es que sólo miden el IMC y no tienen en cuenta otros factores.

Además del sexo y la talla de la persona, hay muchos factores que influyen a la hora de medir el peso corporal: la edad, el estado hormonal y la composición corporal.

Entonces, el número de la báscula no puede ser el único determinante de la salud de una persona.

El problema aquí es que el “peso ideal” está muy impuesto socialmente. Entonces, no importa en realidad el estado de salud de una persona: si se ve “bien”, alcanza.

Eso lleva, a la larga, a muchos trastornos alimenticios, pues la presión por alcanzar el anhelado peso ideal es tan grande que no importa el costo que haya que pagar.

¿Dónde está la grasa?

Piensa en un luchador de sumo. Suelen ser personas enormes y con gran cantidad de grasa acumulada en el vientre y la cadera. Sin embargo, son deportistas, y generalmente están bastante sanos. ¿Tiene sentido?

Pues sí. Es que para medir la salud de una persona no basta con saber su peso, sino también y en primer lugar, la relación entre grasa y masa muscular. Muchas personas que comienzan a hacer ejercicio no bajan demasiado de peso, pero aumentan su masa muscular, lo que es mucho más sano que acumular grasa.

Sin embargo, hay otro motivo por el cual, por ejemplo, los luchadores de sumo pueden ser personas completamente sanas: es el lugar donde se acumula la grasa.

Lo que se llama tejido adiposo subcutáneo, es decir, la grasa que se acumula en el vientre y la cadera principalmente, está muy mal visto. Es, por decirlo de alguna manera, la grasa que se “juzga”.

Sin embargo, el tejido adiposo subcutáneo no es el más peligroso para la salud. En cambio, es la llamada “grasa interior” o “visceral” la que pone verdaderamente en riesgo la salud.

Entonces, puedes tener una persona con un IMC “normal” (entre 20 y 24), que cree que está muy sana, pero en realidad tiene una gran cantidad de grasa visceral, lo que conlleva un mayor riesgo de ciertos tipos de diabetes y cáncer.

O puedes tener a un luchador de sumo, con un IMC de hasta 56, con realmente muy baja grasa visceral.

El ejercicio es una de las mejores maneras de eliminar la grasa visceral, y actúa primero sobre esta que sobre la grasa externa. Por eso, una persona que hace ejercicio regular estará más sana, aunque no se evidencie rápidamente en la forma de su cuerpo.

¿Por qué se sigue usando?

A nivel individual, el IMC puede ser un buen punto de partida a la hora de medir el peso corporal, pero nunca debe ser tomado como una cifra absoluta y totalmente confiable. Es importante visitar a un profesional de la salud que pueda evaluar distintos aspectos de nuestro cuerpo para determinar si realmente estamos sanos o necesitamos bajar de peso.

También está, como decíamos, la cuestión estética: es posible que una persona con IMC “normal” no sea juzgada socialmente por su peso, como sí lo son las personas con un IMC alto. Por eso, es importante pensar dos veces antes de dar un “consejo” de salud o hacer un comentario sobre el peso de una persona con sobrepeso u obesidad.

Además, el Índice de Masa Corporal se utiliza mucho a nivel masivo como herramienta de medición, para tomar datos estadísticos de forma rápida y general. Funciona mejor a nivel macro que a nivel individual, por eso, es mejor no fiarse demasiado de él.

Fuentes:

BBC

La Vanguardia