Lo llaman el entusiasta, el generalista, el niño prodigio, el estimulador, el entendido y el optimista. Vive el día a día con curiosidad y espíritu de aventura, ¿conoces al SIETE?

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Constantemente fantasea sobre las múltiples oportunidades que ofrece la vida. Estas características reflejan la actitud positiva que marca su modo de ser, de situarse y de relacionarse. Disfruta el presente con alegría y ve el futuro con esperanza.

Es una persona espontánea, imaginativa, alegre y práctica, logra lo que se propone. Le gusta jugar, es de palabra fácil y no se siente atado a ningún conflicto. Está siempre en movimiento y lo entusiasma emprender nuevos proyectos. Busca aprovechar al máximo la existencia concentrándose en el lado bueno de las cosas. Lo guía la necesidad de sensaciones y experiencias nuevas. Sentirse aburrido es su gran temor.

Si lo definiera una frase, diría: “Soy feliz; disfruto. Si la gente viera el lado positivo de las cosas, viviríamos con mayor alegría”.

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Aprendió el arte de enmascarar el sufrimiento centrando la atención en los aspectos positivos, refugiándose en la imaginación y en la diversión. Le resulta difícil ocuparse de problemas emocionales, tanto propios como ajenos.

Teme, más que nada, encontrarse con el dolor que desmentiría su filosofía de vida. Si busca y encuentra motivos racionales cuando debe enfrentar el dolor, puede amortiguarlo, trasladarlo o relativizarlo a fin de no asumirlo ni aceptarlo. Se comporta como la zorra de la fábula de Esopo, quien al no poder alcanzar las uvas, se aleja diciendo: ”No están maduras”.

Aunque no parezca una persona cerebral, todas sus conductas son un juego mental para protegerse de situaciones que no desea asumir. Racionaliza el sufrimiento y apela a la mente para no tener que ahondar en sus sentimientos. Estos modos de actuar, no son más que formas de escaparse del aquí y el ahora, aunque, en general, no perciba dichos mecanismos.

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En el plano laboral, prefiere los ambientes en los que se respira un clima de optimismo, camaradería y entusiasmo. Cuando se desempeña como líder, su foco está en estimular, incentivar, arengar. Es polifacético, no se limita a una sola carrera u ocupación. Le resulta difícil elegir un trabajo o una actividad, debido a su facilidad para aprender y porque no soporta las actividades rutinarias, las tareas desagradables, aburridas o complicadas.

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A este eneatipo lo rige el centro de energía cerebral y abarca las funciones de percepción y pensamiento que necesita para orientarse y ganar seguridad, independientemente de las situaciones de vida que deba enfrentar. Es importante que logre sentirse confiado en el lugar donde esté y que tenga claridad para tomar decisiones.

Cuando esto no está garantizado, surge en el SIETE, un problema básico existencial relacionado con el miedo, la inseguridad y la falta de orientación. El ejercicio que debe realizar en lo cotidiano es profundizar en su propio ser, aprender a reconocer y asumir el dolor, aceptándolo como parte de la vida.

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Todos tenemos dones para brindar y recibir de los otros eneatipos. El SIETE puede tomar los regalos que le indican interiorizar, sensibilizarse, serenarse, enfrentar, disciplinarse y concretar. Asimismo, el SIETE transmite a partir de su contagioso entusiasmo y de su vitalidad, la posibilidad de relajarse y disfrutar, de reírse, de aflojarse, de animarse y de divertirse.

Desde el intercambio que surge en el contacto con los otros eneatipos, nos enriquecemos tomando y entregando sabidurías específicas. Lograr un equilibrio entre recibir y compartir, requiere una minuciosa y continua auto observación.