El calor extremo está afectando tu sueño más de lo que pensás: no solo lo sufrís durante el día, también te está quitando el reposo. Así lo indican diversos estudios que vinculan las noches cada vez más cálidas con una creciente dificultad para conciliar y mantener el descanso reparador. En medio de un escenario de cambio climático acelerado, los especialistas advierten que el descanso se convirtió en otra víctima silenciosa del calentamiento global.
Diversas investigaciones internacionales, como las publicadas por la revista One Earth y el Journal of Clinical Sleep Medicine, revelan que la temperatura ambiente durante la noche es un factor clave para la calidad del sueño. Y lo que antes era solo una incomodidad veraniega, ahora es una problemática que se extiende más allá de las estaciones cálidas.

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¿Qué está pasando mientras dormimos?
Nuestro cuerpo necesita que la temperatura baje ligeramente para poder descansar. Cuando eso no sucede —por calor exterior, humedad o falta de ventilación— el organismo no logra entrar en fases profundas del sueño, se interrumpe más seguido y el descanso no es tan reparador. De hecho, estudios estiman que por cada grado adicional de temperatura nocturna, perdemos entre 15 y 30 minutos de sueño.
¿A quiénes afecta más?
Los efectos del calor nocturno sobre el sueño no son iguales para todos. Las personas mayores, niños, embarazadas y quienes padecen ansiedad o insomnio crónico son los más vulnerables. También se ve un impacto más fuerte en quienes viven en zonas urbanas con poca vegetación, donde el “efecto isla de calor” intensifica la temperatura incluso de noche.
¿Qué podés hacer? Algunas soluciones prácticas
- Ventilación cruzada y apagado de aparatos electrónicos antes de dormir.
- Ropa de cama ligera y materiales transpirables.
- Hidratación adecuada antes de acostarse.
- Uso responsable del aire acondicionado o ventilador con temporizador.
Además, los expertos subrayan la necesidad de adaptar las viviendas y ciudades al nuevo contexto climático, incorporando soluciones naturales como más arbolado urbano, materiales que reflejen el calor y políticas públicas que contemplen el derecho a un descanso saludable en tiempos de crisis ambiental.