¿De qué manera distorsionas tu modo particular de sentir, pensar y hacer? Y más aún, ¿eres capaz de buscar y descubrir el talento escondido detrás de cada pasión? En este camino de autodescubrimiento, te invitamos a conocer ambas caras de la moneda para que puedas fortalecerte en tu camino de vida.

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Nuestras pasiones y potencialidades nos acompañan a lo largo de nuestra vida. Las pasiones representan las nueve maneras de descentrarnos, de salirnos de nuestro eje. El reverso de dichas actitudes, nos muestra un camino de crecimiento, muy interesante de recorrer.

El UNO padece la ira en todas sus variantes: irritación, frustración, resentimiento, impaciencia, intolerancia. Sin embargo, su insatisfacción solo se manifiesta en la tensión de su rostro y en el tono de su voz, no se permite mostrar una imagen imperfecta.

El reverso de la ira es la serenidad. Sabiendo que la rabia será su continua compañera de viaje, puede aprender a relacionarse con ella, a no tomarla tan en serio y a encontrar en la naturaleza un sereno refugio.

El DOS se resiste a reconocer sus propias necesidades o sufrimiento, mientras ayuda a los otros. Esto puede ser visto como soberbia, vanagloria u orgullo por la propia virtud. Está convencido de no tener necesidad de los demás y de que los demás, en cambio, sí tienen necesidad de él.

Contrario al orgullo encontramos la humildad. Cuando el DOS reconoce su verdadera motivación: ”doy para recibir”, es posible la transformación hacia un modo más genuino de dar.

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El TRES se construye una imagen con una buena apariencia, que sea "vendible" y ganadora. A esta tendencia permanente de mostrarse exitoso a partir de embellecer o manipular la realidad, la denominamos engaño o falsedad.

Su contrario es la veracidad y sinceridad. Este eneatipo irá encontrando el camino hacia la verdad, si mira de frente a las mentiras de su vida, sin maquillarlas ni enmascararlas.

La envidia en el CUATRO nace de la percepción de la falta de algo esencial. Esto lo lleva a pensar que los otros poseen cualidades únicas, de las que él carece. Se compara con los demás continuamente, anhela lo que no tiene y no ve los muchos bienes que sí hay en su vida.

Cuando consiga reunir la disciplina necesaria para nivelar la balanza de su vida emocional, podrá convivir con equilibrio y sensibilidad en la vida real.

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Luego de haber construido con esfuerzo su patrimonio intelectual y su mundo personal, el CINCO limita el contacto con los demás, se aferra a sus recursos y reduce al mínimo sus necesidades. Necesita disponer de un espacio propio. Como teme perderse si se deja compartir, manifiesta su avidez o avaricia en los ámbitos intelectual, afectivo, social, material.

Sin embargo, necesita del distanciamiento porque le permite una capacidad ilimitada para escuchar y captarlo todo con objetividad.

El SEIS vive en un constante estado de preocupación por posibles acontecimientos. Este miedo puede deberse a causas internas o externas, puede ser real o imaginario y puede relacionarse con realidades presentes o futuras. Como convive con el temor toda la vida, apela una sensibilidad muy desarrollada que le permite captar lo que flota en el ambiente y mitigar sus miedos.

Es así que, en momentos de crisis, puede sacar a relucir su valor, mejor que cualquiera de los demás, adoptando actitudes heroicas.

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La desmesura o gula alude a una exagerada necesidad de diversión, de alegría, de bromas, a un insaciable deseo de llenarse de experiencias. El SIETE intenta superar el vacío interior realizando innumerables actividades estimulantes, aunque siente que nunca tiene suficiente.

Su tarea en la vida es lograr sobriedad en la alegría. Esto es transitar cada momento y atravesar las dificultades, sin ignorarlas o negarlas, con profunda esperanza.

Al OCHO lo impulsa una necesidad constante de vehemencia, de dominio y expansión. La lujuria y la arrogancia de este eneatipo nacen de su pasionalidad y de su impulsividad; de la pretensión de estar en la verdad y de intentar imponérsela a los demás.

Si logra reconocer y ver la propia debilidad en la inocencia del niño que lleva dentro, desarollará su costado tierno y amable.

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La pereza del NUEVE hace referencia al deseo de no dejarse afectar por la vida. En tal sentido, vacila y aplaza todo para más adelante. Deja que otros tomen la iniciativa, con tal de no afrontar los problemas y evitar los conflictos. Pero cada vez que toma una decisión, lo hace en momentos de absoluta claridad. Son formas de acción decidida, sin reflexiones ni dilaciones, sin el más mínimo atisbo de duda.

Como ya mencionamos, no hay un eneatipo mejor que otro sino que todos necesitamos recibir de los otros para potenciarnos.

Y tu, ¿Qué virtudes tienes para potenciar?